Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Oin Handiren semea»

Su fuerza de Sansón se concentra en el largo pelaje

Cuando se habla de copias de marcas siempre se menciona a los chinos, y no es justo porque hoy en día todo el mundo se dedica a hacer imitaciones de mayor o menor calidad. Para hablar de la producción animada belga con doblaje en inglés “The Son of Bigfoot”, tanto en la técnica visual como en el contenido argumental no hay más que fijarse como referente original en “Enredados” (2010), una producción de Disney sobre el famoso cuento tradicional de Rapunzel, perteneciente a la colección de cuentos de hadas de los hermanos Grimm. Como es sabido a la joven heroina encerrada en una torre le crecía el pelo hasta tocar el suelo, lo que permitía ascender por tan larga trenza a su salvador. El nuevo largometraje animado de Ben Stassen y su productora nWave conecta dicha fantasía con el mito de Sansón, y a través de él con otro mucho más afín a la sociedad de consumo estadounidense, como es Bigfoot, también conocido con el alias de Sasquatch.

Los últimos estudios que indagan en la base supuestamente zoológica del mito en cuestión descartan su parentesco con el Yeti, para concluir que procede de un oso autóctono de los bosques de los EEUU. Y a ello se agarra “The Son of the Bigfoot”, en su condición de creación europea americanizada a conciencia, rejuveneciendo la figura del querido monstruo al sacarse de la manga un joven heredero, el típico adolescente acomplejado en la edad del instituto, el cual guarda un parecido razonable con el Michael J. Fox que protagonizó “Teen Wolf” (1985).

El protagonista empieza a sospechar de su poderso y nada normal ADN cuando se corta el pelo porque han pegado en él un chicle, comprobando que vuelve a crecer al instante. Una herencia genética en la que anda muy interesada una compañía de productos contra la calvicie, con lo que ya tenemos al villano de turno que quiere apoderarse del codiciado gen de la eterna masculinidad capilar.