El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman (MBS) y el presidente francés, Emmanuel Macron, exhibieron su gran proximidad –personal y política– en la comparecencia con la que finalizó la visita del monarca saudí a París.

Inicialmente basada en la cultura y la economía –se firmaron protocolos de acuerdos por 18.000 millones de dólares– la visita estuvo dominada por cuestiones diplomáticas en la que mostraron grandes coincidencias.

Macron dijo desear una asociación estratégica con la petromonarquía después de «una década de paréntesis» en la relación bilateral. También estuvieron de acuerdo en su deseo de «evitar que Irán se convierta en potencia nuclear y limitar la influencia de Teherán en Líbano», aunque reconocieron discrepancias sobre el acuerdo nuclear iraní.

Sobre Yemen, donde Ryad interviene en la guerra y ha llevado a cabo varias matanzas de civiles, Macron dijo que «no tolerará ninguna actividad que amenace a Arabia Saudí», en referencia a los rebeldes hutíes. Y anunció una «conferencia humanitaria» sobre el país.

MBS, Hariri y Mohamed

Bin Salman se reunió además en París con el primer ministro libanés, Saad Hariri, un encuentro adelantado por una foto en Twitter de Hariri en compañía del príncipe y del rey de Marruecos Mohamed VI.

La cita se produjo unos meses después de la crisis política desencadenada tras la dimisión de Hariri cuando se encontraba de viaje en Ryad, lo que despertó la sospecha de que fue forzada por Arabia Saudí. Hariri, tras la mediación de París, retiró su renuncia y regresó a su país.