Joseba VIVANCO
Athletic

Se había quedado una bonita tarde

Con todo a favor, los leones se ganan una derrota que deja unos cuantos cadáveres, el primero terminar de desenganchar a la grada.

Se había quedado una bonita tarde de sábado, sí. Hasta que el partido arrancó en San Mamés y el Athletic firmó cuarenta cinco iniciales minutos por los que, a veces, hay que pedir perdón. Sí, fútbol es fútbol, son once contra once, bla, bla, bla... Pero de verdad que al final de esa primera mitad uno se imagina a Ziganda en un sepulcral vestuario emplazando a sus jugadores por si alguno tenía algo que argumentar en su defensa; al presidente Josu Urrutia bajando del palco a cuestionarles por lo que habían visto sus ojos todavía llorosos; al chaval Córdoba, con la vista fijada en el suelo, preguntándose porqué Kuko le dejaba en la ducha cuando había sido el único en proponer algo; a Beñat y San José cruzándose furtivas miradas como los niños abroncados por el profesor por su mal comportamiento... A los suplentes o aquellos que se quedaron en la grada diciendo para sus adentros que ellos lo habrían hecho mejor, o al menos, hubieran mostrado otra actitud. Recuerdo un jugador que vivió en sus carnes aquella tragedia chipriota en Europa League, que lo que más le dolió fue pensar en los que no habían jugado o se habían quedado en casa. Porque una cosa es jugar mal y otra diferente no competir.

Así que de esos barros vinieron estos lodos. Los de una derrota dolorosa y sangrante, merecida, sin paliativos, ni siquiera esos que blandió el técnico navarro después, los de la casta o la entrega del equipo en la segunda mitad. Defendía Juanma Lillo que «hemos sobrevalorado el esfuerzo. Los jugadores se han acomodado en un lugar, el del esfuerzo, donde saben que no van a ser criticados. Por eso no se cuestiona el juego, sino el esfuerzo». Y el esfuerzo jamás se le cuestiona a este grupo. De ahí que no haya explicación para dilapidar un partido con esa primera mitad. El rondo sin olés que un rival casi desahuciado se marcó sobre la bocina del primer tiempo y que casi acaba en gol de Lucas Pérez es lo más humillante que San Mamés ha visto desde su estreno.

«Estamos muy desilusionados», asumía el capitán Susaeta, «ha sido otro paso atrás». Otro. El eibartarra reflexionaba sobre este enenésimo fiasco y seguramente hoy seguirá buscando algunas respuestas. «No terminamos de arrancar, tenemos algún momento bueno pero nos encontramos con goles en contra que en otros tiempos no nos encontrábamos y tenemos que arreglarlo para terminar lo mejor posible», reconoció. «Nos hemos quedado tocados, pero hay que seguir», asumía un Iker Muniain feliz por su regreso a San Mamés, «triste por la derrota». Un «golpe duro», admitía uno de los pocos destacados ante los gallegos, Iñigo Martínez, «pasito atrás que a todos nos duele».

Beñat, San José, De Marcos...

El batacazo ante el Deportivo por inesperado deja unos cuantos cadáveres a su paso. El primero el de una grada que ya no perdona una, urgida de vacaciones estivales y brotes verdes veraniegos que le estimulen cara a la nueva temporada. Graderío cada vez más desenganchado de San Mamés y del equipo, que murmura y pita ya sin pudor, al juego, a jugadores, a todo en general. Apenas la grada Iñigo Cabacas se quedó a despedir a los futbolistas mientras el resto del campo ya no está ni para broncas finales. Le preocupa más coger a tiempo el Metro que seguir haciéndose mala sangre. A este paso, los partidos que restan en casa van a ser un calvario para los leones. Entre ellos un Beñat que pide a gritos el diván de Iker Jiménez, al que no le salió nada de nada, suyo fue el pase errado que precipitó el tercer gol gallego y otro mal golpeo posterior convenció a Kuko del cambio. Y si el de Igorre no levanta cabeza, el sábado San José no le anduvo lejos, sobrepasado por la velocidad y rápidas combinaciones del rival en la medular. Como igualmente De Marcos no ha mejorado a Lekue en tareas defensivas, retratado en esa pérdida de su espalda en el segundo gol, un fallo visto mil veces al alavés. Hasta Williams fue el Williams desacertado en sus decisiones. Nada salió como equipo y afición esperaban, y eso que se había quedado una bonita tarde de sábado, sí.

Seis bengalas, una por cada año reclamando justicia para Iñigo Cabacas

«Iñigorentzat, Justizia!» volvió a escucharse el sábado coincidiendo con el partido. Seis bengalas por cada uno de los años de la muerte de Iñigo Cabacas y cada uno de los años en los que desde entonces se sigue reclamando justicia. En la previa del partido del sábado, Piratak Athletic realizó un sencillo y emotivo homenaje a ‘Pitu’, mientras que luego, ya dentro del campo, la grada que lleva su nombre le recordó esta vez en el minuto 6 de partido y, posteriormente, como siempre, en el 28, los años que contaba el joven muerto por una pelota de goma de la Ertzaintza.J.V.