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erevan

Pashinian sostiene que ya cuenta con apoyo suficiente

El opositor armenio Nikol Pashinian pidió ayer a sus partidarios que cesen sus protestas, tras asegurar que cuenta con apoyo suficiente en el parlamento para ser investido primer ministro en una nueva votación, el 8 de mayo. El gobernante Partido Republicano afirmó que esta vez no se opondrá a su elección. Las movilizaciones convocadas tras el fracaso de Pashinian en la votación del martes paralizaron ayer la capital, Erevan.

«Actualmente todos los grupos (parlamentarios) han dicho que apoyarán mi candidatura. La cuestión quedó resuelta» aseguró ayer el líder opositor Niko Pashinian ante decenas de miles de seguidores reunidos en la Plaza de la República, en el centro de Erevan. «Vamos a interrumpir nuestras acciones y a descansar», añadió.

«El 8 de mayo seremos 500.000 personas aquí y proclamaremos nuestra victoria» prometió el opositor, que pidió a los estudiantes que volvieran a las aulas.

Pashinian, líder de un movimiento que desde el 13 de abril ha sacudido la escena política armenia, convocó un paro general el martes, después de que su intento de investidura fracasara en el parlamento.

Su llamamiento a la «desobediencia civil» fue seguido por decenas de miles de personas en la capital, después de que no lograra la mayoría necesaria en una votación que ya daba por ganada.

Casi todas las calles de la ciudad fueron cortadas, incluida la carretera que va al aeropuerto, y muchos comercios permanecieron cerrados. Los servicios de trenes suburbanos también sufrieron notables alteraciones.

La multitud ondeaba banderas armenias, hacía sonar bocinas y gritaban «¡Armenia libre, independiente!».

El movimiento de protesta provocó el 23 de abril la dimisión de Serzh Sarkissian, que había sido elegido primer ministro seis días antes por los diputados tras haber sido jefe de Estado durante diez años. Y los intentos por reemplazarlo chocaron con nuevas protestas.

El Partido Republicano apoyará

El Parlamento anunció ayer que organizará una nueva votación el 8 de mayo, una semana después de la primera. Si fracasa de nuevo en elegir al jefe del gobierno, deberá disolverse y convocar elecciones legislativas anticipadas. Precisamente, la oposición defiende la elección de Pashinian de manera provisional con el argumento de que él es el único que puede garantizar unas elecciones limpias.

Pero si el gobernante Partido Republicano de Armenia confirma su anuncio de que esta vez apoyará la candidatura de Pashinian, no será necesario convocar elecciones.

«Si un tercio de los diputados nombra a un candidato común, nosotros le apoyaremos», afirmo Bahram Bagdasarian, líder del grupo oficialista en la Asamblea.

Bagdasarian, que precisó que su formación no presentará ningún candidato propio –tampoco lo hizo el martes–, agregó que «el 8 de mayo el país tendrá a un primer ministro elegido legítimamente», lo que resolvería la crisis política actual.

El Parlamento había rechazado el martes la candidatura de Pashinian pese a que era el único candidato. El opositor obtuvo 45 votos a favor, ocho menos de los necesarios para ser investido primer ministro.

Pashinian, cuya candidatura fue apoyada por tres de los cuatro partidos con representación parlamentaria, necesitaba sin embargo el respaldo de al menos seis diputados del Partido Republicano para salir elegido.

«Señor Pashinian, no le veo en el cargo de primer ministro», le lanzó Eduard Sharmazanov, portavoz del Partido Republicano y vicepresidente del parlamento.

En cuanto se anunció su candidatura al cargo de primer ministro, Pashinian multiplicó las demostraciones de fuerza reuniendo casi a diario a sus partidarios en la plaza de la República. Muchos armenios tienen en mente la muerte de 10 manifestantes en 2008 en enfrentamientos entre sus partidarios y la policía, cuando Serzh Sarkissian acababa de obtener su primer mandato presidencial. Pashinian pasó entonces a la clandestinidad durante varios meses antes de entregarse. Fue encarcelado, pero en 2011 quedó el libertad gracias a una amnistía.

Los partidarios de Pashinian reprochan a Sarkissian, presidente de Armenia de 2008 a 2018, y a su partido no haber hecho retroceder la pobreza y la corrupción y haber dejado a los oligarcas el control de la economía de esta exrepública soviética de 2,9 millones de habitantes.