Maite UBIRIA

La Mancomunidad Vasca quiere dar al euskara estatus de lengua de territorio

Habrá que esperar al consejo comunitario del 23 de junio para conocer la política lingüística que pretende desarrollar la Mancomunidad de Ipar Euskal Herria, si bien ya han transcendido algunas orientaciones sobre las que se trabaja para dar estatus a la lengua.

Aunque la fórmula para dotar de estatus a la lengua vasca no está ultimada, todo apunta a que la misma podría acercarse bastante a la propuesta de un «reconocimiento oficial» a cargo de la Mancomunidad Vasca del euskara –y también del gascón– como «lenguas del territorio», junto al francés, único idioma que la Constitución gala reconoce como oficial.

De acuerdo a las explicaciones dadas esta semana a Mediabask por el vicepresidente de la Mancomunidad encargado de política lingüística, Beñat Arrabit, el borrador sobre el que se trabaja actualmente sería una fórmula con reminiscencias a las normas adoptadas en otros territorios bajo administración francesa pero con una lengua propia.

«La resolución tiene elementos de las empleadas en Bretaña, Catalunya y Corsica», y sería algo así como una fórmula de compromiso, que para Arrabit es «necesaria para salvaguardar el euskara» en un contexto normativo tan poco propicio como el que dibuja el omnipresente artículo segundo de la Constitución francesa.

Consulta a la Prefectura

Cara al voto de las dos disposiciones en materia lingüística la Mancomunidad trabaja tanto en la escala técnica como en la búsqueda de los compromisos políticos que allanen el camino del acuerdo, siguiendo la tónica de que los grandes ejes de la política de la incipiente estructura institucional de Iparralde se cimienten en el consenso.

Hay otro espacio de trabajo, el abierto con los servicios del Estado, léase Prefectura de Pirineos Atlánticos, que tiene el objetivo de informar pero sobretodo de «prevenir».

Habida cuenta de que ante iniciativas más modestas, como la de la utilización de la moneda local, el eusko, para los pagos del Ayuntamiento de Baiona, el Estado ha abierto hostilidades con la institución municipal que gobierna el también presidente de la Mancomunidad, Jean-René Etchegaray, el responsable de política lingüística ha optado por la fórmula de ir más despacio. El tiempo dirá si para llegar más lejos.

«El prefecto quería estar informado sobre esta cuestión y en la comunicación que hemos remitido hemos adjuntado un estudio jurídico que analiza precisamente las experiencias de otras colectividades territoriales del Estado», justifica Arrabit. Ello tuvo como efecto el retrasar la presentación de las deliberaciones al consejo comunitario, trámite previsto inicialmente para abril.

Etchegaray no tiene problemas en reconocer que se ha optado por una «vía pragmática» ya que el objetivo es llevar la iniciativa a buen puerto sin que ello implique abrir un contencioso con París. Estima que la cuestión de la lengua no debe ser valorada como «un asunto delicado» y hace votos por que la aprobación de la que será «seña de identidad en materia lingüística» de la institución salga adelante sin mayores sobresaltos.

Reconocimiento y medios

Las asociaciones que trabajan en el día a día con la lengua no se cansan de repetir que una política lingüística no es gran cosa si no se le asignan los medios preceptivos. Esa idea ha sido evocada en más de una ocasión por Euskal Konfederazioa pero, en el contexto más inmediato, la línea de reivindicación emprendida por Seaska el pasado 4 de mayo ante la obstinación del Estado en no dotar a las ikastolas de las plazas de profesores que necesitan para enfrentar el aumento de matriculación el próximo curso remiten, de forma práctica y con un grado suplementario de urgencia, a la misma constatación. Y a la demanda de un estatus que ofrezca un «marco seguro» al desarrollo de la lengua.

A falta de precisiones, el proyecto que será presentado al consejo comunitario afectará al conjunto de esferas para las que la Mancomunidad es competente y se proclama en este sentido como transversal. Ello debería dar lugar a cambios fácilmente visualizables, ya que los documentos y señalizaciones de cada servicio de la joven institución deberían integrar el uso del euskara, lo que se antoja una empresa importante dado el papel residual que ocupa hoy esta lengua en la vida interna y sobretodo en la proyección exterior de la Mancomunidad.

«Estamos comprometidos en la acción», declara Arrabit. El también alcalde de Arrosa quiere que los efectos de la política lingüística se vean antes de las elecciones de 2020, y evoca un «nuevo paisaje lingüístico» que más allá de servir de seña de identidad territorial «anime a hablar el euskara».

 

Aurrekontua eta baliabideak emendatzea, ezinbestekoa

Hizkuntzari eskainitako aurrekontuan 500.000 euro gehitzea izan zen Euskal Elkargoak hartu zuen lehen erabakietako bat. Hizkuntza politika berriak 21 bat arlotan eragitea aurreikusten duenez, beharrik buxeta eta baliabideen emendatzea ekarri beharko luke.

Behin-behineko egitasmoak 14 teknikari postu aintzat hartzen ditu (egun 9,4 lanaldi oso). Hizkuntza politika transbertsala marrazten duen heinean, egitasmoak kudeaketan aniztasuna izatea eskatuko luke. Izan ere, Euskararen Erakunde Publikoaren (EEP) eta Euskal Elkargoaren arteko lankidetza –baita elkarteekin ere– ez dago oraindik guztiz zehaztuta. M.U.