La Policía de Nicaragua desmontó el «tranque» –corte de carretera– de la ciudad de Masaya, donde los manifestantes que reclaman la salida del poder del presidente, Daniel Ortega, se declararon «autogobernados», echaron al alcalde, encerraron a los policías en el cuartel y se atrincheraron tras un centenar de barricadas. Se trata de uno de los bloqueos de carretera más extensos, que han paralizado el país y causado daños millonarios a su economía.

El «tranque» fue defendido con morteros artesanales por los manifestantes, a quienes las fuerzas de seguridad expulsaron tras dos horas de enfrentamientos.

«Le pedimos al Gobierno de Nicaragua que detenga la represión y no dañe más su imagen de cara a la comunidad internacional», escribió el obispo auxiliar de la archidiócesis de Managua, Silvio Báez, en Twitter, desde donde también dio instrucciones a los manifestantes para que se retiraran de las barricadas.

Diálogo suspendido

Estos hechos ocurrieron al día siguiente de que la Conferencia Episcopal suspendiera el diálogo nacional que intenta superar una crisis que el lunes cumplió dos meses. Los grupos opositores y los obispos exigieron al Ejecutivo que invite con urgencia a organismos internacionales de defensa de derechos humanos, y aseguraron que no volverían a sentarse hasta recibir copias de esta invitación y del acuse de recibo, conforme al acuerdo suscrito el pasado viernes.

Los sandinistas subrayan que el acuerdo también prevé el levantamiento de todos los cortes de carreteras, pero los opositores alegan que solo «cuando cese la represión».