Grecia esperaba ayer dejar atrás el ciclo de rescates y confiaba en que el Eurogrupo cerrara anoche la cuarta evaluación del programa, acordara el mecanismo de supervisión y, sobre todo, aprobara el alivio de la deuda.

Para «cerrar» el rescate era necesario un acuerdo global sobre tres pilares: el cierre de la cuarta revisión del rescate y la luz verde para un último desembolso, un pacto sobre el programa de vigilancia posterior al rescate y un paquete de alivio de su deuda, que roza el 180% del PIB. Y en este último punto Alemania se convirtió, nuevamente, en el gran escollo. Es reacia a permitir que se extiendan los vencimiento de los préstamos griegos por un periodo de hasta 15 años, como plantean Grecia, El FMI y el BCE.

Desde 2010 Grecia ha recibido más de 273.000 millones de euros en tres rescates a cambio de numerosas reformas en su sistema laboral, judicial, tributario y de pensiones.

Estaba previsto que tras el rescate se aplique un programa de «vigilancia reforzada», con visitas trimestrales al país, en lugar de semestrales como en rescates a otros países, en el que además se podrán exigir medidas adicionales o correctivas a Atenas.

Tanto Bruselas como Atenas insistían en que no se trata de un cuarto rescate. «Esto es un nuevo comienzo. Lo que importa es que Grecia se mantenga en el buen camino con las reformas estructurales para reforzar el crecimiento y la recuperación y que mantenga políticas fiscales sólidas», dijo el presidente de la Comisión Europea para el Euro, Valdis Dombrovskis.

Brutal coste social

«Grecia está finalmente saliendo de la era de los rescates, una época en la que cedió su soberanía y que el pueblo ha pagado muy caro, con jóvenes forzados a emigrar, familias empobrecidas y empresas que tuvieron que cerrar», declaró el ministro de Defensa y líder de los Griegos Independientes, Panos Kammenos.

La víspera, el presidente, Alexis Tsipras, adelantó que el fin de los rescates será al mismo tiempo el fin de la austeridad.

Sin embargo, con una supervisión reforzada y el compromiso explícito de que respetará cada uno de los compromisos pactados con los acreedores, incluidas medidas fiscales dolorosas y una nueva bajada de las pensiones en el periodo postrescate, su margen es limitado.

El coste social de los tres rescates ha sido demoledor. El desempleo se disparó desde el 12,7% en 2010 hasta el 27,5% tres años después. Desde entonces los índices están experimentando una tímida recuperación; 21,5% en 2017.

La mayor parte del empleo, sin embargo, es precario, con un aumento de los contratos «flexibles» del 21% al 56%, precisa Yorgos Arytis, director de estudios del Instituto de Trabajo.

Cronología

2010, mayo

Primer país de la zona euro en recibir un préstamo internacional de 110.000 millones a cambio de reformas estructurales y ajustes fiscales que encolerizan a la población.

2012, febrero

Nuevo rescate de 130.000 millones a un país en «crisis humanitaria», con una deuda mayor y con una gran injerencia de la troika.

2015

Syriza llega al Gobierno. Se enfrenta a los acreedores, amenaza de Grexit, crisis y, al final, aceptación de más ajustes. Tercer rescate de 86.000 millones.

2017

Reforma de pensiones. Vuelta al mercado de deuda y aumento del PIB.