Heather SCOTT (AFP)
WASHINGTON

Otra salva de Washington en la guerra comercial contra Pekín

Las baterías de Estados Unidos han disparado una nueva salva en la guerra comercial contra China al elaborar una lista adicional de productos chinos importados por un valor de 200.000 millones de dólares anuales que amenaza con gravar a partir de setiembre.

«Durante más de un año, la Administración Trump ha reclamado pacientemente a China que ponga fin a sus prácticas desleales, que abra sus mercados y que participe en una competencia basada en las fuerzas del mercado», indicó el representante estadounidense de Comercio, Robert Lighthizer, en un comunicado. «Desgraciadamente, China no ha cambiado de comportamiento (...) y esto amenaza el futuro de la economía estadounidense. En lugar de responder a nuestras legítimas preocupaciones, China ha comenzando a tomar medidas de represalia contra productos estadounidenses. Tales acciones son injustificables», añadió.

Debido a los procedimientos legales, estos aranceles no podrán entrar en vigor antes de setiembre si EEUU decide llegar hasta el final en esta iniciativa.

Las nuevas medidas no constituyen una sorpresa puesto que el presidente estadounidense había prevenido que actuaría de esta forma si Pekín optaba por la escalada después de que la pasada semana se hicieran efectivas las medidas proteccionistas de EEUU que gravan importaciones de productos chinos por 34.000 millones de dólares.

La iniciativa anunciada este martes prevé la imposición de aranceles aduaneros del 10% sobre los productos afectados.

China no tardó en reaccionar al advertir ayer de que se verá forzada a tomar nuevas represalias. El Ministerio de Comercio calificó de «totalmente inaceptables» las nuevas amenazas de Washington y, al mismo tiempo, denunció el «comportamiento irracional» de EEUU así como el «hegemonismo comercial». El viceministro Li Chenggang acusó a EEUU de querer «destruir» el comercio entre los dos países.

La semana pasada, tras la primera descarga, Pekín acusó a Washington de desencadenar «la mayor guerra comercial de la historia económica». En total, son 250.000 millones de dólares en productos chinos importados a EEUU los que podrían resultar afectados, ya que a los 34.000 iniciales se sumaron otros 16.000 antes del anuncio del martes. Y Donald Trump ya ha advertido de que no piensa detenerse ahí y llegará hasta los 400.000 millones de dólares.

Las importaciones chinas sumaron en conjunto 505.000 millones de dólares en 2017 y el balance comercial entre los dos países se tradujo el pasado año en un déficit de 375.000 millones de dólares para EEUU.

Washington acusa desde hace un año a Pekín de «transferencias forzadas de tecnologías» al obligar a compañías extranjeras que quieren vender en China a crear empresas conjuntas con socios chinos, de forma que estos últimos se beneficien de la tecnología estadounidense. La Administración Trump acusa directamente a China de «robo».

Pero este no es más que uno de los frentes abiertos por Trump en su ofensiva proteccionista. Además de los aranceles al acero y al aluminio que se aplican a casi todos los socios comerciales de EEUU, planea el abordaje del sector del automóvil, golpeando especialmente las importaciones alemanas.