Hasta hace bien poco la presencia de una producción rodada en euskara entre las aspirantes a la Concha de Oro era una noticia que generaba no pocos recelos entre la prensa estatal. Existía el convencimiento de que se trataba de la cuota que el Festival reservaba al cine vasco y que era algo motivado por razones de índole cinematográfico. La contundencia de títulos como “Loreak”, “Amama” y, sobre todo, “Handia” (con sus diez Goyas conquistados) sirvieron para erradicar prejuicios hasta el punto de generar extrañeza que con el buen momento que vive el cine vasco ninguna de sus producciones haya sido seleccionada este año a concurso. «Para mí la calidad de un título no está relacionada con la sección en la que esté programado –nos dice José Luis Rebordinos–. Cada película tiene su sitio. A mí me encanta ‘Oreina’, pero creo que por su perfil encaja mejor en Nuevos Directores que en Oficial, y ‘Dantza’, de Telmo Esnal, es un ovni absoluto, una película que no se parece a ninguna otra, por eso pensamos que sería mejor presentarla en una proyección especial que en competición».

Para el director de Zinemaldia es reseñable el hecho de que casi todas las secciones del Festival acojan, este año, una producción vasca: «De hecho –comenta Rebordinos– es bastante probable que Zinemira cuente con una selección de títulos superior a la de otras ediciones, porque en la cosecha de cine vasco de este año hay muy buenas producciones de nivel medio que, si bien igual no tenían encaje en otras secciones, nos parecía interesante mostrar en el Festival». Al mismo tiempo, no duda en ejemplificar el buen momento que vive el cine hecho en Euskal Herria, poniendo el foco en otros festivales como Cannes donde este año se presentó “Un día más con vida”, de Raúl de la Fuente y Damian Nenow, producida por Kanaki Films, título que Zinemaldia proyectará en Perlas.

La buena salud de la que goza el cine vasco a nivel internacional, es un hecho innegable también para Marian Fernández, de Txintxua Films. La productora está detrás de dos de los títulos seleccionados este año por Zinemaldia, “Oreina”, de Koldo Almandoz, que competirá en Nuevos Directores y la mencionada “Dantza”, de Telmo Esnal: «Lo realmente interesante  es que se está haciendo un cine muy diverso. Somos una cinematografía muy joven pero lo suficientemente relevante como para estar presente en todas las secciones de Zinemaldia y en otros muchos festivales. De hecho, en un mes, Leire Apellaniz estará concursando en Locarno con ‘Mudar la piel’». Testigo directo de esa evolución es Telmo Esnal, quien estará presente en Donostia por tercera vez: «El cine vasco está creciendo cuantitativa y cualitativamente y Zinemaldia lo que ofrece es un reflejo de ese crecimiento. Yo he tenido la suerte de presentar tres películas en Donostia, es un escaparate maravilloso y más ahora que parece que el cine hecho en Euskadi está siendo apreciado con más fuerza fuera de nuestro territorio. Desde la primera vez que participamos en el festival con ‘Aupa Etxebeste!’ hasta ahora, ha crecido el número de personas que se dedican al cine en Euskadi y, sobre todo, cada vez se emprenden proyectos más ambiciosos». Prueba de esos nuevos desafíos a los que se enfrenta el audiovisual vasco es una película como “Dantza”, que su director define como un film arriesgado: «Nos costó mucho primero levantarlo y luego rodarlo, porque se trata de un largometraje con una estructura cíclica que nos ha obligado a grabar en distintas épocas del año y, además, teníamos el condicionante de que como casi no hay dantzaris profesionales, la mayoría de la gente que aparece en la película tenía otros trabajos y tuvimos que adaptarnos a su disponibilidad». No obstante, para Esnal el esfuerzo ha merecido la pena ya que «para mí ha sido un proceso muy placentero que me ha hecho reencontrarme con gente con la que había perdido el contacto. Además, creo que hemos hecho una película muy bella y esa era la clave para conseguir alumbrar una obra muy nuestra, muy enraizada en nuestra tradición pero que, al mismo tiempo, pretende tener alcance universal».

Esa conexión fue también destacada por Koldo Almandoz, que compareció en el acto celebrado en la Academia de cine acompañado por Iraia Elias, protagonista de “Oreina”: «Lo importante de que te seleccionen para Zinemaldia es que compites con otros largometrajes en igualdad de condiciones. No estás ahí por haber hecho una peli vasca o por haber rodado en euskara. El cine es un lenguaje universal y tiene que ser así».

Junto con Telmo Esnal, el otro cineasta vasco que hará acto de presencia en la Sección Oficial de Zinemaldia será Enrique Urbizu quien, siguiendo el camino emprendido por el certamen el pasado año a imagen y semejanza de lo que ocurre en otros festivales, presentará “Gigantes”, una serie de televisión producida por Movistar+ que tendrá su premiere internacional en Donostia: «Normalmente cuando trabajas en televisión te dejan arriesgar muy poco, pero aquí es justo al contrario, nos pidieron y nos exigieron riesgo. Se trata de una serie serpenteante, más que hacerla, me dejo hacer por ella», comenta el realizador bilbotarra quien, no obstante, mantiene sus dudas respecto a la idoneidad de que las producciones televisivas encuentren su plataforma de lanzamiento en los festivales de cine: «Por un lado se trata de una ocasión única para ver ‘Gigantes’ en unas condiciones de proyección inmejorables, pero al mismo tiempo tengo mis dudas, porque aunque está bien servirse de los festivales de cine como plataformas de divulgación y tráfico para los contenidos televisivos, no estoy tan seguro de que las series necesiten homologarse al cine. Una serie es una serie y una peli es una peli. Supongo que esta tendencia refleja el signo los tiempos».

De entre el resto de producciones vascas que serán proyectadas este año en Zinemaldia destaca el cortometraje “592 metroz goiti” de la realizadora navarra Maddi Barber, que será proyectado en Zabaltegi. Y en cuanto a la representación de cine estatal, en la Sección Oficial a concurso destacan nombres como los de Iciar Bollaín (“Yuli”), Rodrigo Sorogoyen (“El reino”), Carlos Vermut (“Quien te cantará”) o Isaki Lacuesta (“Entre dos aguas”), todos ellos viejos conocidos del público donostiarra que incluso –en el caso de Vermut y Lacuesta– saben ya lo que es ganar la Concha de Oro. «Más que seleccionarlos nosotros, se trata de cuatro largometrajes que se han seleccionado ellos solos, son obras tan poderosas que es muy difícil que no estuvieran en la Sección Oficial», comenta José Luis Rebordinos.