Mikel CHAMIZO
DONOSTIA

De Argel al Kursaal, la locura operística de Rossini llega a la Quincena Musical

Tras la propuesta semiescenificada del pasado verano, la ópera en todo su esplendor regresa a la Quincena Musical con una nueva producción de «La italiana en Argel», una de las óperas más alocadas de Gioacchino Rossini. Con un elenco liderado por Marianna Pizzolato, Nahuel di Pierro y Santiago Ballerini, verá dos representaciones en el Kursaal hoy y el lunes.

Stendhal, en su “Vida de Rossini”, afirma que cuando escribió “La italiana en Argel” Rossini «estaba en la flor de la juventud y del genio; no temía repetirse; no intentaba hacer música forte; vivía en el amable país de Venecia, el más alegre de Italia y acaso del mundo, y ciertamente el menos pedante; el resultado de este carácter de los venecianos es que quieren ante todo en música cantos agradables y más ligeros que apasionados. Fueron servidos a la medida de sus deseos en ‘La italiana’». El libreto cuenta las peripecias de Isabella, una dama italiana que va a Argelia al rescate de su prometido Lindoro, preso por el bey Mustafá. Mustafá, mientras tanto, cansado de las exigencias de su esposa Elvira, pretende casarla con Lindoro para deshacerse de ella y casarse con una italiana, de las que ha oído hablar muy bien. En el momento en que aparece Isabella, Mustafá se enamora perdidamente y los enredos y malentendidos comienzan a sucederse.

“La italiana en Argel” se estrenó en Venecia en 1813. Rossini, que por entonces contaba 21 años, aseguraba haberla compuesto en tan solo 18 días, aunque la realidad es que le llevó casi un mes, igualmente un tiempo récord para la composición de una ópera. Definida por su autor como un dramma giocoso, es uno de los títulos más notables de la primera época de Rossini, por la forma en que explota hasta el extremo las convenciones de la ópera buffa. Su temática oriental, tan en boga en aquel período, sumado a la gran calidad de la partitura, con números tan populares como la inolvidable obertura o el aria “Le femmine d’Italia”, le conllevaron un gran éxito en los años siguientes a su estreno, reestrenándose rápidamente en Europa, en Londres y hasta en Nueva York. Después quedó en el olvido, hasta su recuperación en italia en la década de 1920. Desde entonces, ha ocupado un lugar sólido en el repertorio operístico y se repone con frecuencia.

En la Quincena Musical se representó por última vez en 1992, tal y como recordó el jueves Patrick Alfaya, director del festival. La describe como «una ópera italiana completamente alocada, de un humorismo hiperbólico. Un disparate tras otro, pero muy bien escrita y musicalmente maravillosa». Alfaya apuntó también que, tras ese escenario de locura, Rossini introdujo reflexiones serias, como referencias al proceso de unificación de Italia o a la independencia de las mujeres. «La protagonista es una mujer que, para situarnos a principios del siglo XIX, manda y lleva los pantalones, con un carácter muy fuerte. Hay quien dice incluso que es una ópera feminista, aunque afirmar eso sería llegar quizá demasiado lejos», aseguró Alfaya.

Marianna Pizzolato, que encarnará a Isabella, coincidió en que «es uno de los personajes femeninos más interesantes de Rossini, junto con Cenerentola y Rosina. Es una mujer muy inteligente y decidida, que cree en que el fin justifica los medios, pero al mismo tiempo puede ser dulce y podría morir de romanticismo». Pizzolato, cuya voz entre mezzosoprano y contralto encaja a la perfección con los papeles rossinianos, estuvo ya en Donostia en 2015, cantando el “Stabat Mater” de Rossini junto al gran especialista Alberto Zedda, recientemente fallecido, a quien quiso brindar un recuerdo emocionada.

 

Pasión por Rossini

La música del compositor de Pésaro siempre ha estado muy presente en la Quincena Musical prácticamente desde sus primeras ediciones. Al final de la década de 1940 y 1950 existía un convenio entre el Ministerio de Cultura Italiano y el festival, que permitió que acudieran a Donostia cantantes legendarios como Mario del Monaco, Carlo Bergonzi, Beniamino Gigli o Piero Cappuccilli, que a menudo cantaban Rossini en sus recitales. Otro ejemplo es la Gala Rossiniana de 1990, que reunió a las estrellas del canto Luciana Serra, Martine Dupuy, Rockwell Blake y Simone Alaimo, o las óperas de Rossini que el festival ha llevado a escena en el nuevo milenio, como “Il viaggio a Reims” en 2002 (dirigida también por Zedda) o “El barbero de Sevilla” en 2011.

Joan Anton Rechi, el director de escena de aquel hilarante “Barbero” de 2011, volverá a ser el responsable de esta nueva producción de “La italiana en Argel”. Se trata de una coproducción de la Quincena Musical con el Festival de San Lorenzo de El Escorial y el Teatro Colón de Buenos Aires, donde se estrenó la producción el pasado mes de mayo. Según relató el diario argentino “Clarín” con motivo del estreno, «la puesta recurre al látigo, brillos, plumas, una corte de travestis bastante freaks, todo en el estilo del teatro de revistas».

Rechi se ha inspirado en las compañías de teatro españolas que en el período de entreguerras visitaban países como Marruecos, Argelia o Túnez, donde se refugiaron muchos ciudadanos europeos huyendo de las conflagraciones. En Tánger, por ejemplo, había incluso un teatro español. Partiendo de esta premisa, Rechi ha querido generar la ilusión del «teatro dentro del teatro, en el que todo es muy trepidante y ocurren muchas cosas, pero con la sensación de que, además de la historia de ‘La italiana en Argel’, suceden otras cosas en paralelo».

La dirección musical recaerá en las manos de Paolo Arrivabeni, uno de los grandes especialistas actuales en la dirección de óperas italianas del siglo XIX y, concretamente, del repertorio belcantista al que también pertenece Rossini. Curiosamente, para Arrivabeni, que acaba de dirigir óperas como “Lohengrin” o “Macbeth”, esta será la primera vez que aborde este título rossiniano. «Rossini es un compositor muy difícil», explicó el director de orquesta italiano. «Requiere una precisión increíble entre la orquesta y los solistas. Y, también muy importante, una gran coordinación con el director escénico, porque la música debe ir siempre en conjunto con la puesta en escena o, si no, el espectáculo no funciona». Arrivabeni se pondrá al frente de la Orquesta Sinfónica de Euskadi y del Coro Easo, que ya participó en las anteriores representaciones de este título en 1992. Su director, Sergio Pedrouso, recordó que participarán dieciocho coralistas y que uno de ellos, Félix García, lo hizo también en aquella anterior producción 26 años atrás. Explicó asimismo que «el papel del coro es un poco más exigente que en otras óperas rossinianas, porque su presencia es constante a lo largo de toda la ópera, con hasta siete escenas que comienzan con un número de coro, además de concertantes y numerosas intervenciones en las que el coro interactúa con el resto de personajes». Disfrazados de repartidores de pizza, de piratas o travestidos como bailarines de cabaret, tendrán que enfrentarse a «la escritura para coro de Rossini, muy efectista, logrando siempre el máximo efecto teatral».

En cuanto a la OSE será la vigésimoquinta vez que participe en una ópera de la Quincena Musical. Para su director general, Oriol Roché, «esto da una medida de la conexión que tenemos con la Quincena», y afirmó que «este es, propiamente, el arranque de nuestra temporada cada año, algo que nos complace muchísimo, porque es un trabajo muy diferente del que hacemos durante el resto del año. Nos saca de nuestra zona de confort». Roch valoró el trabajo realizado junto a Paolo Arrivabeni: «Es uno de los grandes maestros de la ópera italiana y trabajar con él nos sumerge en las profundidades musicales que requiere una ópera, sobre todo en aspectos como la flexibilidad o la articulación». Junto a Marianna Pizzolato figura un elenco vocal que combina los nombres de prestigio internacional con las jóvenes promesas del canto lírico. Nahuel di Pierro será Mustafá y el joven tenor Santiago Ballerini hará de Lindoro. Estarán también Juan Martín-Royo como Taddeo, Sebastià Peris como Haly y Alejandra Acuña como Zulma, así como la donostiarra Arantza Ezenarro, que hará de Elvira. Las dos funciones tendrán lugar esta tarde y el lunes a las 19.00, en el Kursaal, un auditorio con ciertas limitaciones para las representaciones operísticas pero cuyas características han sido tenidas en cuenta por Rechi al diseñar el espectáculo.