Joseba VIVANCO

De la necesidad habrá que hacer virtud

De la necesidad hacemos virtud», es el repetido mantra que suele esgrimir el director deportivo de Lezama, el tan cuestionado José Mari Amorrortu, cada vez que se le pregunta por el lugar del Athletic en este mercantilizado mundo del fútbol. Un club que conserva todavía su razón de ser quijotesca en lucha cada vez más permanente contra unos gigantes imposibles de doblegar, que sobrelleva una pesada filosofía a base de pequeñas trampas al solitario que todos más o menos asumen como mal menor, que como diría Juan Carlos Latxaga va perdiendo su inocencia con cada ‘tocata y fuga’ de uno de sus presuntos estandartes, pero que sigue revolviéndose, con razones o pasiones, cada vez que le tocan lo suyo, porque a la postre, ese carácter rebelde de su juramentada masa social es la que sostiene los pilares de este club único. Incluso cuando parece tentado de convertirse en lo que no es, allá se alza alguna voz inconformista. Por eso de la necesidad, incluso de la presunta debilidad, el Athletic hace virtud. En puertas de una temporada ilusionante por la decepción de la que se viene, por el aterrizaje de un técnico proactivo que promete emociones fuertes sobre el césped, por la llegada de caras nuevas que han reforzado el plantel, la ‘tocata y fuga’ de Kepa Arrizabalaga debe hacer del Athletic virtud. Por encima de los nombres está el club, y por encima del club una afición que le da la mano cuando lo necesita, que diría Marcelo Bielsa, ese ‘loco’ que dijo aquello de que todo el que se va del Athletic sale perdiendo. Mientras su afición siga creyendo ese legado a pies juntillas, aunque solo sea un acto de fe –qué, si no, es el Athletic, sino un acto de fe–, la necesidad se hará virtud.

Sin Kepa, pero con todos los demás. Los ya conocidos más los llegados Dani García, Ander Capa, Yuri Berchiche, Unai López o el menos mediático Ganea. Apuesta decidida del club, de su dirección deportiva tras una temporada, la pasada, en que se percibieron síntomas de ‘agotamiento’ en el grueso de jugadores que venían sustentando el equipo los últimos años. Tal es así que esta campaña se antoja un nuevo punto de inflexión como ya lo fue la de Bielsa hace siete años. La llegada de gente de peso futbolístico, la irrupción del recuperado para la causa Unai López, los cachorros que no cesan de opositar, son anticipo de un Athletic nuevo. Un Athletic cuya propuesta de la mano de su entrenador está clara desde el primer día y sus propios jugadores corroboran con palabras como «entrenamos como amimales», que decía Iturraspe, o «entrenamos a un ritmo de la leche», de Dani García. Prometen un Athletic muy, muy intenso, con mucha movilidad con o sin balón, presión muy alta y pegajosa. Si consiguen ajustar esa idea al máximo para minimizar riesgos y mantienen ese «nervio» que les ha demandado Berizzo, lo pasaremos bien. Objetivo, volver a Europa, porque fuera de ella, como de Lezama, hace mucho frío. Pero ojo, visto cómo se ha reforzado el resto, la empresa será difícil. De la necesidad habrá que hacer virtud.