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Familiares de las víctimas de Génova se indignan por el protagonismo del Gobierno

Familiares de las víctimas del derrumbe del puente de Génova han rechazado compartir los funerales con los políticos italianos que tratan de acaparar la atención mediática y acusan a la concesionaria. Mientras, se busca aún a cinco desaparecidos entre los escombros.

«Es el Estado quien ha provocado esto, que no muestren sus caras. El desfile de políticos es vergonzoso», denunciaba ayer Nunzia, madre de un joven fallecido en el derrumbe del puente Morendi en Génova.

«Mi hijo no se convertirá en un número en el catálogo de muertos causado por los incumplimientos italianos. No queremos una farsa de funeral, sino una ceremonia en casa, en nuestra iglesia de Torre del Greco», afirmaba, por su parte, Roberto, padre de otro joven originario de esa localidad.

En una capilla ardiente, las familias, que se encontraban delante de los féretros cubiertos de flores, velaban ayer por sus muertos, a la espera de los funerales previstos para hoy con la presencia de las más altas autoridades del Estado.

Sin embargo, será un acto embarazoso para los representantes institucionales por el rechazo a su presencia. Las familias de al menos 18 de los 38 fallecidos ya han anunciado que no asistirán y han optado por ceremonias privadas.

Mientras, los equipos de rescate retiraban los grandes bloques derruidos y buscaban buscan aún a cinco desaparecidos. El balance oficial seguía siendo ayer de 38 muertos y 15 heridos, seis de ellos en estado grave.

Mientras, continúa la polémica entre el Gobierno italiano y la empresa concesionaria de la autopista, Autostrade per l’Italia. El Gobierno confirmó que ha iniciado el proceso para retirar la concesión –lo que supondría una penalización de decenas de millones de euros–, a pesar de ciertas dudas sobre la unanimidad en su seno, que se apresuró a desmentir.

Por su parte, la empresa asegura que se trata de una medida no ha esperado a conocer con certeza las causas reales del derrumbe.

En medio de esta polémica, los dos vice primeros ministros, Matteo Salvini y Luigi Di Maio, se han hecho omnipresentes en programas de radio y declaraciones improvisadas en el lugar del derrumbe, la prefectura, el hospital o en redes sociales. Si uno pide anular la concesión a la empresa, el otro reclama quitarle todas; si uno exige la dimisión de sus directivos, el otro exige cárcel.

Pero esta sobreexposición mediática puede volverse en su contra y Salvini no se ha librado de las críticas y de la indignación al conocerse que se fue de fiesta con miembros de su partido, la Liga, horas después del siniestro en Génova.