EDITORIALA
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El juicio a VW y el poder de las corporaciones

Ayer comenzó en Alemania el primer gran juicio contra la empresa Volkswagen por el uso de un programa informático para burlar los controles de emisiones de los motores de sus automóviles. Hace ya tres años que se destapó el masivo fraude orquestado en todo el mundo, aunque posteriormente se ha conocido la existencia de otros semejantes que muestran un modus operandi similar, al menos entre las grandes corporaciones automovilísticas.

Resulta muy significativo que en este primer gran juicio no se juzgue el fraude en sí y sus consecuencias, sino que el tribunal se limitará a examinar una demanda presentada por los accionistas, reclamando a la corporación 9.500 millones de euros por las pérdidas que sufrieron por no haber sido informados del uso de ese programa y sus consecuencias. Los daños a la salud y al medio ambiente del fraude pueden esperar. Sin embargo, las reclamaciones de los accionistas deben ser resarcidas cuanto antes.

El dieselgate es una pequeña muestra de la capacidad que tienen las grandes corporaciones para adulterar todo lo que nos venden, bien sea para superar controles gubernamentales, o bien para programar su obsolescencia y seguir alimentando la demanda y la acumulación de beneficios privados. Resulta difícil saber hasta dónde llega la manipulación de las mercancías que nos ofrecen, pero ya entonces quedó claro que la UE también conocía las anomalías y no actuó. Es posible que a los responsables políticos les pesaran las consecuencias que en el empleo podría haber tenido una revelación de esa envergadura, pero al no hacer nada dejaron patente la dimensión del chantaje al que las grandes corporaciones someten a la sociedad.

Los costes sociales de esta desmesurada acumulación de poder y sus fraudes los termina pagando la ciudadanía, como ejemplifica el ERTE presentado estos días por VW-Navarra, que no es sino el pago a escote de las malas prácticas de una multinacional que goza de amplio apoyo institucional. Urge acotar ese enorme poder corporativo.