Patxi Sanz Perez
Delegado de CGT en VW-Navarra
KOLABORAZIOA

ERTE en VW: causas y consecuencias

Es habitual recibir a través de los medios de comunicación noticias positivas referentes a Volkswagen Navarra y la población navarra parece percibir que la plantilla de VW goza de unas condiciones laborales óptimas. Evidentemente, su presencia en nuestra comunidad tiene importantes repercusiones económicas, contributivas y sobre el empleo, algo que le confiere un peso específico que aprovecha para incidir en las actuaciones de los entes públicos y de los sindicatos mayoritarios para conseguir sus objetivos. Este es el caso del acuerdo de ERTE firmado recientemente por los sindicatos mayoritarios de VW y la dirección de la empresa. Un ERTE que para CGT es un fraude.

Para entender nuestra posición contraria a este ERTE tenemos que partir del año 2015 cuando saltó el escándalo del «dieselgate» y se supo que VW había trucado las emisiones contaminantes de sus motores mediante un software ilegal colocado en 11 millones de sus vehículos. Se trataba de hacer ver que sus motores eran eficiente y ecológicos con fines empresariales. El escándalo fue mayúsculo y sus consecuencias también: por una parte, el aumento de emisiones contaminantes provoca un aumento de mortandad que parece ser nadie ha tenido en cuenta. Solo en EEUU, alrededor de 400 muertes se atribuyen a este motivo. Por otra parte, a nivel empresarial, el consorcio VW ha tenido que afrontar indemnizaciones multimillonarias en distintos países y tiene numerosas causas pendientes en el resto del mundo (CGT en el Estado español participa en una demanda conjunta de más de 7.000 personas). Varios dirigentes de la compañía están siendo investigados y alguno de ellos están en la cárcel o le han sido intervenidas cuentas en Suiza (lugar al que había desviado parte de su capital).

Más tarde, el 1 de setiembre de 2017 entraba en vigor la nueva normativa WLTP cuyo cumplimiento efectivo se debía cumplir en el plazo de un año, el 1 de septiembre de 2018. Se trata de una normativa más exigente que la anterior y esto conlleva un encarecimiento del vehículo, entre otros motivos, por pasar de un tramo impositivo a otro en función de las emisiones contaminantes.

Por último, hoy en día, asistimos a un cambio de tendencia en el consumo dándose una desaceleración de las ventas de diésel y un aumento de gasolina, lo que exige una adaptación en la fabricación y distribución de los motores que hoy se demandan.

Todos estos motivos son los que alega VW Navarra para incoar un ERTE del 3 al 12 de setiembre de 2018, con el beneplácito de los sindicatos mayoritarios (que decían que los trabajadores no iban a pagar ni en A ni en B), los cuales han firmado un acuerdo para que la empresa complemente económicamente las prestaciones de desempleo de la plantilla afectada, unas 4.800 personas. Por otro lado, las casi 13.000 personas que trabajan en las empresas auxiliares deben buscar salidas empresa por empresa: con medidas de flexibilidad, con ERTEs…, o sin nada de nada, en el limbo laboral.

Tras el llamado dieselgate y el cambio de tendencia en la venta de motores, VW no solo no puso los medios para adaptarse sino que siguió apostando por el diésel ya que los beneficios eran mayores. Tampoco VW, aun conociendo de sobra los plazos que la normativa WLTP exigía, ha puesto los medios técnicos, humanos y económicos para llegar a tiempo a la fecha señalada como sí lo han hecho el resto de fabricantes. En el Estado español solo VW y su filial Seat tienen problemas de homologación en tiempo y forma. Los motores más afectados por esta homologación son los motores del Polo y del Ibiza ya que el consorcio ha priorizado los motores de los vehículos más rentables como el Golf o el Passat.

Desde CGT nos oponemos rotundamente a este ERTE, totalmente rechazable por el incumplimiento de la empresa con sus obligaciones. Recordemos que desde la reforma laboral de 2012, los ERTEs solo pueden ser frenados por la administración en caso de dolo, fraude, coacción o abuso de poder. En CGT lo consideramos un fraude y por lo tanto la administración no puede ni debe permitirlo.

Cabe decir que el consorcio Volkswagen lleva acumulados en el primer semestre del año más 6.600 millones de euros de beneficio y Volkswagen Navarra declaró el pasado año unos beneficios de 60 millones de euros. Este año se van a fabricar en Pamplona 50.000 coches más que el pasado año por lo que los beneficios de 2018 se acercaran a los 70 millones de euros. Para ello, durante el primer semestre del año se han trabajado sábados voluntarios, se han desplazado las pausas para tener más tiempo de fabricación y se han realizado más de 47.000 horas extraordinarias. Incluso, la empresa pretende recuperar este mismo año estos coches que no se fabriquen durante el ERTE con las medidas flexibilizadoras al alza que se contemplan en convenio y acuerdos vigentes.

Vemos pues, cómo VW es el único responsable de esta situación, y además tiene recursos propios con los que afrontarla. Ni la plantilla de VW Navarra ni de las subcontratas ni la ciudadanía en general somos responsables de este desaguisado. Es VW quién tiene que asumir sus responsabilidades y no cargar a las arcas públicas el coste de su nefasta gestión empresarial, claro y descarado ejemplo de cómo logran privatizar los beneficios y socializar las pérdidas.