GARA
BILBO

Baskegur apuesta por salvar los bosques de pino radiata

La asociación profesional que representa al sector forestal de la CAV considera que la enfermedad de las bandas de las acículas de los pinos se puede controlar adoptando las medidas necesarias con la implicación de las instituciones. Baskegur asegura que la salud de las masas de pino insignis o radiata puede mejorar frenando el avance de los hongos, «como ocurre en diferentes partes del mundo», sin afecciones medioambientales y respetando el entorno.

La Asociación de la Madera de Euskadi reclamó ayer a las instituciones «medidas inmediatas para frenar el avance de los hongos» que afectan a los bosques de pino insignis (también denominado radiata) desde el convencimiento de que «hay solución y aún se está a tiempo» para atajar esa enfermedad.

Baskegur destaca que «está en juego la materia prima natural y renovable más abundante del País Vasco, sobre la que se asienta la bioeconomía que marcará el futuro», y por ello exige a las instituciones «más recursos en investigación y control para hacer frente a las nuevas enfermedades» que atacan los bosques.

La asociación profesional explicó que «las cambiantes condiciones climáticas, con ambientes calurosos y húmedos, la aceleración del movimiento de personas y mercancías a nivel mundial, y factores endógenos de evolución de las propias enfermedades, han hecho aumentar la aparición y propagación de las afecciones fúngicas en el pino radiata y también en el resto de especies». Además, ha aumentado la virulencia de la enfermedad que se desarrolla en amplias áreas de los bosques de la CAV y que cada año muestra síntomas más graves.

Manifiesta la preocupación del sector «por el avance de la enfermedad, que ha sido especialmente llamativa por el tono rojizo que han tomado los pinares a lo largo del verano». Sin embargo, señala, «se puede frenar el avance de los hongos realizando las actuaciones adecuadas», como se ha hecho «en diferentes partes del mundo, sin afecciones medioambientales y respetando el entorno».

En su opinión, «la salud de las masas de pino radiata puede mejorar si se adoptan de forma inmediata las medidas que el sector viene reclamando a las administraciones». Cita, por ejemplo, los tratamientos fitosanitarios que ya se utilizan en cultivos de productos alimentarios y en agricultura ecológica, los denominados bioestimuladores, las buenas prácticas en silvicultura o el estudio de especies alternativas resistentes, así como de individuos de planta de radiata resistentes.

Baskegur insiste en que «hay soluciones y se está a tiempo de implementarlas con el apoyo decidido de las administraciones forestales competentes, trabajando conjuntamente con los centros tecnológicos para controlar la situación y preservar la salud de unos bosques que están llamados a ser la base de la economía del futuro». Por ello, pedirá a los grupos de las juntas generales y del Parlamento de Gasteiz que adopten decisiones para frenar esa plaga, les expondrá las soluciones analizadas con los centros tecnológicos y ofrecerá el asesoramiento de expertos internacionales.

 

Kolore Guztietako Basoak opina que la «mejor alternativa» es plantar especies autóctonas

La plataforma Kolore Guztietako Basoak cree que la extensión del hongo por los pinares vascos es muestra del «colapso» de la silvicultura intensiva desarrollada con el pino radiata de origen californiano. Quienes defienden una reorientación de las políticas forestales reclaman cambios en las ayudas públicas que se ofrecen y nuevas inversiones para respaldar a los propietarios privados que quieran plantar especies autóctonas.

Kolore Guztietako Basoak estima que, «en menos de cinco años, la práctica totalidad de las plantaciones de pino –más de 70.000 hectáreas en el caso de Bizkaia– estén dañadas irreversiblemente por los tres hongos principales que debilitan progresivamente su salud», que son banda roja, banda marrón y fusarium. Por ello, aboga por la «silvicultura cercana a la naturaleza» que se desarrolla desde hace más de medio siglo en Alemania, Suiza, Eslovenia, Estado francés y hasta en el norte de Burgos «con muchos menos recursos económicos que en Bizkaia».

Esa nueva silvicultura necesita, apuntan, de una inversión moderada para la obtención sostenible de un rendimiento económico del bosque autóctono. Así los productores podrían obtener una madera de muy alta calidad, ademas de hongos y frutos, sin recurrir a las matarrasas, evitando la erosión y aprovechando las dinámicas del bosque. Por contra, consideran que hay que evitar modelos de monocultivo como los implementados en Galicia, Portugal o Chile.GARA