Andoni LUBAKI
Argel

LAS LUCHAS INTERNAS POR EL PODER EN ARGELIA AMENAZAN IMPLOSIÓN

El delicado estado de salud del presidente de Argelia, Abdelaziz Buteflika, ha intensificado en los últimos años las luchas por el poder, que amenazan con implosionar. El mandatario ha cesado a varios generales y altos cargos en un golpe de autoritarismo.

Son luchas internas. Poco o nada más sabremos que lo que vemos u oímos en la prensa», afirma Hocine Azem, periodista independiente argelino. «La prensa oficial afín a (Abdelaziz) Buteflika dirá lo que el Gobierno quiera que diga, los no alineados andarán con cuidado ya que saben que la prensa y los periodistas en general siempre están en el punto de mira», añade Azem.

Y es que hablar de política interna argelina de manera independiente es harto difícil.

El periodista y bloguero argelino-británico Mohamed Tamalt, crítico con el poder, fue encarcelado por publicar unas poesías satíricas sobre Buteflika en su cuenta de Facebook. La acusación contra Tamalt escondía en letra pequeña la etiqueta de «periodista incómodo» y tras 87 días en huelga de hambre finalmente murió en el área penitenciaria del hospital Bab el Oued. Pocos medios pidieron explicaciones sobre esta cuestión. El único que publicó un artículo de denuncia, titulado «Vergüenza» (o «Bochorno», según traducción) fue el diario independiente (y de capital extranjero) “El Watan”. El artículo le costó al director tener que declarar ante la Fiscalía Anticorrupción.

Sólo organizaciones internacionales como Reporteros Sin Fronteras (RSF) intentaron pedir explicaciones. Con el Gobierno argelino no se juega.

Uno de los altos cargos que señalaba y acusaba a informadores y medios de comunicación independientes, Mohamed Tireche, ha sido destituido recientemente por el propio Buteflika. Sin que hayan trascendido los motivos, el otrora máximo dirigente de la Dirección Central de Seguridad de las Fuerzas Armadas (Dcsfa) y héroe nacional por su lucha contra los yihadistas del GIA en los años 90, se ha visto salpicado por las luchas por el poder de los últimos tiempos.

La Dcsfa fue creada en el año 1957, después de la independencia, y es una de las columnas que sustenta la actual política interna argelina. Quien ocupara altas responsabilidades en ese organismo, ostentaba mucho poder en el Estado. Bautizada por varios opositores como «la fábrica de inventar mentiras», fue la primera institución creada por el Frente de Liberación Nacional al llegar al Gobierno y ha sido utilizada para luchar contra los salafistas y borrar «enemigos del sistema» tanto dentro como fuera del país.

Por todo eso y más sorprende la destitución de la noche a la mañana de un pez gordo como Tireche, considerado mano derecha de Buteflika y, en muchos casos, brazo ejecutor en las cloacas del Estado. El General Belmiloud Othmane, apodado por muchos como «el paladín de Buteflika» ha sido quien le ha sustituido al frente de la dirección del Dcsfa. Anteriormente Othmane, también conocido en el país como Kamel Kanich, ostentaba la Jefatura del Centro Principal de Investigación Militar (CPIM, otra institución de peso). Aún no ha trascendido oficialmente si este ocupará ambas jefaturas o dejará vacante su silla en el CPIM. Lo que está claro es que, pese a su delicado estado de salud, Buteflika está haciendo una criba y poniendo en posiciones privilegiadas a sus hombres de plena confianza.

En total, con Tireche ya son cuatro los generales del Ejército y jefes de la Policía destituidos en verano. Todos ellos ocupaban cargos importantes en instituciones del Estado consideradas fundamentales en el país magrebí. Habib Chentouf y Said Bey son los nombres más conocidos en esta lista. Chentouf era jefe de la primera región militar y Bey de la segunda. Se trata de dos de las regiones con más importancia del país debido a la lucha contra el incipiente yihadismo, que en los últimos años vuelto a brotar con fuerza. Como en las otras destituciones no han trascendido sus causas ni quién ocupara estos puestos.

Delicado estado de salud

Pese a sufrir un ataque al corazón y un ictus en el año 2013, el presidente Abdelaziz Buteflika (81) se resiste a dimitir. Tampoco nadie en su partido se lo ha pedido. Ni los más estrechos colaboradores se atreven a hacerlo. Hombre de Estado por excelencia, la aparente calma que vive el país actualmente es gracias a su autoridad. Fue impulsor del golpe de Estado (auspiciado y aplaudido por Occidente) del año 91. Ese año, la población argelina dio una holgada victoria a los salafistas, que no llegaron al poder por el golpe llevado a cabo del FNL con Buteflika a la cabeza. Con el país dividido, los militares se convirtieron en garantes de la unidad y estabilidad. Buteflika supo lidiar con ellos perfectamente y llegar a controlarlos para asentarse en el poder y aumentar su influencia. Según evidencian los últimos movimientos, aún sabe manejar la institución militar con mano hábil, pero dura.

«A día de hoy, Buteflika es Argelia y Argelia es Buteflika políticamente hablando», asegura a GARA Mohamed Ziane, periodista independiente y crítico con el poder ya retirado, desde su casa de Orán. Sin embargo, queda una cosa clara: tras la muerte del presidente tendrá más posibilidades, que no la certeza, de sobrevivir quien baile en las revueltas aguas que el propio mandatario remueve. «Entonces el país implosionará y explotará; las dos cosas. Para dónde, con quiénes y cómo es difícil saberlo. Argelia es una ecuación con muchas (demasiadas) incógnitas a despejar», subraya Ziane.