EDITORIALA

El cambio en Nafarroa alcanza al colectivo LGTBI

En todo el mundo, la lucha de los colectivos LGTBI han sido un factor clave en el reconocimiento de la igualdad de derechos y de libertades de todas las personas. El activismo de lesbianas y gays en Nafarroa ha servido para levantar el manto de homofobia que coartaba el reconocimiento de otras identidades sexuales. También ha traído al debate público nuevos conceptos en relación con el género. Una aportación profunda y generosa en unas condiciones complicadas por el conservadurismo del régimen al que hacían frente con pocos medios y mucha imaginación.

Como en otros muchos movimientos sociales que responden a una determinada demanda colectiva, la respuesta desde el activismo sirve para abrir caminos, pero muchas veces resulta insuficiente para atender necesidades de personas concretas que deben ser tratadas con herramientas profesionales. El gran esfuerzo realizado por todos estos grupos para dar una respuesta de carácter técnico a eses demandas cristalizó en Kattalingorri, entidad que durante muchos años funcionó ofreciendo atención profesionalizada y acompañamiento, hasta que la precariedad, el cansancio y la falta de fondos provocaron su cierre. La voluntad política de los gobiernos del Cambio, tanto en el Ayuntamiento de Iruñea como en el Gobierno foral, ha resultado clave para que las instituciones aportaran medios a esos servicios de ayuda experta que ahora son ofrecidos a través del centro Harrotu y Kattalingune. Un importante avance para aquellas personas que demandan apoyo para reconocer su identidad sexual y superar la cultura sexista y homófoba todavía muy presente.

La lucha por el reconocimiento de todas las identidades sexuales avanza en Nafarroa impulsada por el trabajo de los colectivos sociales y el apoyo institucional. Sin embargo, en esta como en otras muchas luchas, conviene seguir profundizando en el papel que corresponde a cada actor, a la relación entre el activismo y las instituciones.