Ixai BARRENETXEA
BILBO
Entrevista
EñAUT GAZTAÑAGA
VOZ Y GUITARRA DE GRISES

«Éramos conscientes de que estábamos ante un álbum de singles»

Grises cumplirá en 2019 diez años de vida de superación y crecimiento. Comienza su historia con una propuesta de pop bailable de marcada base rítmica, sintetizadores, guitarras y melodías amables. El quinteto de Zestoa es pionero en Euskal Herria de sonidos enlazados entre el pop, la electrónica y el baile, tonos desenfadados sólidos en estructura. Grises presenta «De peces y árboles» este viernes en Sopela Kosta Fest.

Proponer en 2011 dance pop desde Euskal Herria no era una apuesta segura, pero Eñaut Gaztañaga, Amancay Gaztañaga, Alejandro Orbegozo, Raul Olaizola y Gaskon Etxeberria, los mismos que han grabado “De peces y árboles”, tenían fe en sus primeras canciones, en las texturas conseguidas y el color del estilo. Su talento y rocosidad lleva a Grises a ser un punto de referencia en el pop estatal con matices marcados por los sintetizadores cruzados con el vigor del ritmo, las guitarras y las melodías de algodón de azúcar, unas veces más respaldadas, otras en primera línea.

“Erlo” fue un álbum tan bailable (“Avestruz”, “Formas”) como ambiental punk (“Señor nadie”) o delicadamente bailable y rasposo en ocasiones (“Calamita”). Puede que la electrónica pesara demasiado, pero la calidad del disco y el trabajo por no dejarse llevar por lo evidente les conduce a un disco menos evidente que trabajos anteriores. Quizá sonidos como “Huesos” o “Furiosa” y un “Mundo más allá”, puramente flotantes, se alejaban –como en algún corte más– de la tralla básica y melódica que espera el oyente, pero con “oído” no dejaba de ser un disco henchido de valores. Es posible que la ausencia de guitarras evidentes fuera un pequeño freno para una aceptación más global, quizá el motivo del ocaso al lado de una multinacional.

Con “De peces y árboles” regresan las guitarras, “Mi mejor fracaso”, soberbio tema, “Intrépido estúpido”, otra pieza adorable, “El sueño de A”, una voraz espiral de sonido... Es Grises, pero retomando el pasado anterior a “Erlo”. La melodía vocal está menos diluida en el todo, pero mantiene su histograma etéreo y se planta en un primer plano; juega un papel decisivo desde “El impacto”, “Comida para insectos”, “Gato por liebre” a la mencionada “Mi mejor fracaso”.

En cualquier caso, parece que las apariciones guitarreras favorecen la sonoridad y garra del álbum o que rompen la cadencia de ritmo, sintes y voz no sin ataques de seis cuerdas que sorprende entre la escucha. «Este disco también está repleto de sintetizadores analógicos, sí. Aunque es verdad, que en general, en la mezcla final predomina el sonido de la guitarra. Creo, no obstante, que había más salto entre “Animal” y “Erlo” que entre “De peces y árboles” y el resto de nuestra trayectoria, pero es posible que la gente no se esperara una vuelta a las guitarras una vez que nos adentramos en la senda de la electrónica como lo hicimos en “Erlo”.

En toda circunstancia, lo que demuestra “De peces y árboles” es que Grises es una banda de valor internacional con el peso escorado hacia la calidad de las canciones, para a partir de esta base, con imaginación y clase, girar hacia el pop, el rock, la electrónica... o el estribillo de single.

Grises actúa este viernes en el festival Sopela Kosta en la plaza. Un festival consolidado de cuatro días, desde mañana hasta el domingo.

De «Animal» a «Erlo» (2016) hay un cambio de concepto. Y si hay algún tema con aire tropical en «Erlo», también está en «Grita» o en «Señora leño», de refilón, ambas del disco actual. De «Erlo» a «De peces y árboles», de nuevo ruptura.

En “Erlo” dejamos de lado la distorsión y nos centramos en componer con el sintetizador, nos dejamos llevar tanto que no grabamos ni baterías ni bajos reales y hasta el último momento no íbamos a meter ni guitarras. Es por eso que suena muy lejano a Grises. En el fondo era Grises pero el sonido y la forma de hacer las canciones era muy diferente. En este nuevo disco hemos vuelto a componer de la misma forma que lo hacíamos antes, sigue habiendo sintetizadores y sigue habiendo ese sonido tropical que nos caracteriza pero todo es más discreto. Hemos priorizado el mensaje y la melodía vocal.

«Intrépido estúpido», valga como ejemplo constante, muestra ambición por la letra y el contenido, por mucho que la música pop rítmica pueda sugerir liviandad.

Habla de los miedos de uno mismo: cómo nos pasamos la vida detrás de una máscara que nos creamos por temor a que la gente nos vea tal y como somos, y cómo eso provoca perder el tiempo y olvidar las cosas que realmente importan, haciéndonos sentir vacíos.

¿Toma notas de la vida en su libreta? Disculpas, en su móvil queríamos decir, que usted es milenial. ¿Cuánto hace que no compra folios o una libreta?

Jajaja, te sorprenderías. Escribo letras en todos los sitios blancos que encuentro: mi cuarto está lleno de pósit repletos de frases que me vienen a la cabeza. En el estudio tengo tres cuadernillos donde voy escribiendo todo tipo de cosas, me gusta ir tachando y dibujando encima cuando no se me ocurre nada; en ese sentido soy de la antigua usanza.

¿Fue un fracaso no renovar con Sony y apostar por la autoproducción?

Lo de Sony fue una decisión de ambas partes. Cuando nosotros fuimos a Sony, estos tenían un subsello llamado Octubre que llevaba los grupos indies de Sony y con el disco “Animal” estuvimos muy contentos. Octubre funcionaba de maravilla y el equipo que lo llevaba era encantador. Nada más sacar “Erlo”, Octubre cerró y todo pasó a ser Sony y en ese cambio no encontramos la fórmula para que la cosa funcionara. Era un disco arriesgado y el equipo que nos tocó no supo moverlo de la manera en que nos hubiera gustado. Ahora estamos en Hook, que era nuestra agencia de management cuando ya estábamos en Sony, y seguimos en Hook. El nuevo disco es totalmente autoproducido por primera vez y estamos muy ilusionados. La sensación es como si fuera tanto un primer disco como el último.

¿No sería este el disco que Sony buscaba en lugar de «Erlo»? Habría que ser muy burro para no ver un disco de singles, de canciones óptimas y directas.

Es probable, pero el destino es caprichoso y en esa época nos dio por hacer otras cosas de las que no nos arrepentimos para nada. “El impacto” es una de las primeras canciones que escribimos para “De peces y árboles”. Salió de manera muy natural, incluso la letra no me costó demasiado hacerla y es una de nuestras favoritas.

«El impacto» es uno de los muchos títulos destacables. ¿Es una canción de amor universal? ¿De empatía? ¿Un himno a la superación?

Habla de lo individualista que se ha convertido esta sociedad, de la falta de empatía gigantesca que hay hacía el resto de la gente y cómo nos afecta eso colectivamente. Habla de los grandes cambios que podemos hacer modificando pequeñas cosas en el día a día y en nuestro interior y cómo podemos superar estas situaciones mediante el amor y la unión.

Graba y produce el disco, tiene un estudio, pero masterizar no: ¿Cuál es la barrera si la mayoría de la gente escucha con auriculares de supermercado?

Cuando estás centrado al máximo en la producción de un disco, has grabado y has hecho la mezcla final, creo que es importante que lo masterice otra persona ajena a todo ese trabajo anterior. Con el mastering no pretendes que cambie tu trabajo, por eso buscas un estudio especializado en masterización que le dé caña a la mezcla, [¿dinámica?], pero que no se cargue tu trabajo en ese proceso delicado de limitación y compresión. Yo creo que es importante que la materia prima sea de calidad, aunque luego se escuche en un reproductor de mierda.

«De peces y árboles» (no nos importaría leer una interpretación de lo que significa) es el álbum más contagioso y aplicado de todo lo que han hecho, además de numerosos singles. Excita esa fratricida lucha entre estribillos, teclados, guitarras, ritmo y un notable hueco para las voces. ¿Qué trucos usa para distanciarse y realizar las tomas y las mezclas?

El nombre viene de un proverbio chino que dice “Quien mira el cielo, en el agua ve peces en los árboles” y habla de cómo en ocasiones la realidad distorsionada y cómo es posible ver la realidad tal y como es simplemente alzando la vista y mirando a otro lado. A la hora de crear el disco éramos conscientes de que estábamos ante un álbum de singles, de canciones directas, cortas y que iban al grano, pero a veces eso mismo nos da miedo y tendemos a hacer partes instrumentales más largas... Pero esta vez decidimos hacer las cosas más sencillas y por ello ha salido así. Una vez que las canciones están escritas, tomo el trabajo como si fuera de otro grupo que entra al estudio y lo pulo de igual forma, no se me hace tan duro mirarlo desde la distancia.

¿Cuáles son los sueños de Grises?, ¿con qué se conformaría, si es que hay que hacerlo?

Nos caracterizamos por ser un grupo muy realista, con los pies bien puestos en el suelo y cinco discos te dan de sobra para saber cómo funciona la industria. Ahora mismo creo que no tenemos grandes ambiciones, queremos hacer buenas canciones y disfrutar de la gente que nos acompaña en los directos; al resto de los asuntos ya no le miramos demasiado. Mientras salgan conciertos y haya gente que venga a verlos, estamos conformes.