Iraia OIARZABAL
DONOSTIA
ESTUDIOS DE POSGRADO

Máster y doctorados, una opción al alza nublada por la polémica

Estudiar un máster o completar un doctorado suponen una gran dedicación, en ocasiones exclusiva, a la que miles de personas se lanzan cada año en nuestras universidades. Las trampas de determinados cargos políticos han generado controversia y desconfianza pero insisten en que los controles son rigurosos y tarde o temprano las destapan.

Cada vez son más los universitarios que tras finalizar sus estudios de grado deciden adentrarse en el posgrado a través de un máster. También lo hacen muchos profesionales que quieren completar su conocimiento en la materia que desempeñan. Las diferentes universidades de Euskal Herria confirman que el máster es una opción al alza, que en muchos casos viene acompañado del doctorado, forma de culminar el recorrido académico que plantea diferentes salidas.

Las informaciones relativas a irregularidades en la obtención de másters por parte de algunos cargos políticos o la polémica alimentada en torno a la tesis doctoral del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, han acaparado minutos y copado titulares en los medios de comunicación. Algo que cargos universitarios consultados por este diario coinciden en afirmar que no ayuda en la percepción sobre los estudios de posgrado.

José Ignacio Armentia es director de la Escuela de Máster y Doctorado de la UPV-EHU. Nos ofrece una guía rápida sobre cómo funcionan los estudios de posgrado y su evolución en los últimos años. Lo primero a tener en cuenta es que existen dos modalidades de máster: oficial o propio en función de cada universidad. El primero da acceso a un doctorado y debe pasar varios filtros. Son mayoría –110– en la oferta de la universidad pública de la CAV. Los máster propios tienen una tramitación más sencilla y son un titulo que da propiamente la universidad.

Existen también los máster con atribuciones profesionales, obligatorios en caso de querer ejercer una serie de profesiones como la abogacía o algunas ingenierías. En el resto de universidades de Hego Euskal Herria predomina asimismo la oferta de máster oficiales: hay 36 en la Universidad de Navarra, 26 en la UPNA, 46 en Deusto y 16 en Mondragon Unibertsitatea.

Metidos como estamos en plena campaña de matriculación, es común escuchar en la radio o ver en las calles anuncios que ofertan máster en diferentes materias. Armentia incide en que «ha existido cierta confusión sobre la palabra máster. A raíz de Bolonia es cuando empiezan los máster oficiales. Hasta entonces existían los propios que impartían las universidades, sobre unas 500 horas lectivas. Los que se anuncian a través de diversas academias son títulos propios», explica.

La mayoría, presenciales

¿Cabe obtener un máster sin acudir a clase? Es una de las preguntas más comunes tras conocerse los casos de las dimitidas Carmen Montón (exministra de Sanidad) y Cristina Cifuentes (presidenta de la Comunidad de Madrid) y del presidente del PP, Pablo Casado, quien se resiste a dejar el cargo. La respuesta es sencilla: lo es en el caso de los máster online o semi-presenciales. Pero la gran mayoría de los másters oficiales que ofrecen las universidades de Hego Euskal Herria son presenciales, una característica que viene explícitamente marcada en la hoja de presentación de cada posgrado.

La duración de estos estudios de posgrado suele ser de entre un año y dos. Dentro del proceso Bolonia se estableció una definición común del crédito –que mide el tiempo de formación– en todo el espacio europeo. Lo que no se unificó fue la duración de los grados. En la mayoría de los países son de 180 créditos (3 años) y en el caso del Estado español se optó por mantener la opción de cuatro años de grado (240 créditos). «Lo que si establece Bolonia es que para acceder al doctorado hay que tener cursados 300 créditos. Por eso en el Estado español la mayoría de los máster son de un año (60 créditos) mientras que en el espacio europeo la mayoría son de dos años», apunta Armentia.

Un cambio que se percibe en Hego Euskal Herria en los últimos años –y en ello inciden especialmente Mondragon Unibertsitatea y Deusto– es la mayor demanda de formación de posgrado que aúne los programas combinados de máster profesionalizantes con máster de especialización. Ello ha promovido la aparición de la formación dual y los formatos semipresenciales.

Convalidar: ¿hasta qué punto?

La controversia de los máster ha destapado los rasgos generales de estos estudios. Uno de ellos es que concluyen con un trabajo de fin de máster que siempre y sin exclusiones deberá desarrollar el alumno al finalizar su programa. «No se puede convalidar. Se pueden convalidar algunas asignaturas a través estudios anteriores realizados. Incluso la normativa permite que por la experiencia profesional se convaliden hasta 9 créditos. Pero un trabajo de fin de máster, no; hay que hacerlo sí o sí. Es el paso final, igual que ahora en las carreras hay que hacer el trabajo de fin de grado», aclara Armentia.

En muchos casos, sobre todo entre los alumnos con vocación investigadora, la culminación del máster suele dar pie al doctorado. El real decreto 99/2011 contempla que uno pueda inscribirse en un programa de doctorado a tiempo completo o a tiempo parcial. Hacerlo a tiempo completo exige plena dedicación y compromete a realizar la tesis en tres años. A tiempo parcial se prolonga hasta cinco años, aunque en ambos casos se contemplan prórrogas.

«¿Cuál es la diferencia del doctorado actual al doctorado de hace unos años? Antes de este decreto te inscribías en el curso de doctorado, acababas, conocías profesores, te daban una beca y empezabas a hacer la tesis con un director que te orientaba. Cuando la acababas la presentabas ante un tribunal de cinco personas que lo calificaba –explica Armentia–. Ahora el programa de doctorado no solo se entiende como el tiempo que pasas haciendo la tesis sino que se entiende como un periodo también formativo durante el que no solo tienes que trabajar en tu tesis sino que tienes que formarte y hacer una memoria anual con las actividades formativas que has llevado a cabo», apunta.

La trampa

El doctorado supone el grado superior en la escala formativa, poner la guinda a una carrera. Como resume Unai Zalba, director ejecutivo de la Escuela de Doctorado de la Universidad de Navarra, se trata de demostrar la capacidad de hacer una investigación que tenga impacto e implique novedad en el ámbito tratado. La tesis es esa demostración. «Antes se suponía que era totalmente inédita, todo lo que presentabas en la tesis era nuevo. Ahora los programas de doctorado contemplan que determinados aspectos puedan estar previamente presentados en artículos o comunicaciones. En algunos programas incluso se exige que antes de la tesis publiques algo. Llevado al extremo, la normativa incluso contempla la tesis por compilación: presento una serie de artículos que he publicado, hago una introducción, una metodología, unas conclusiones y es tesis», indica Armentia.

Ante las irregularidades, todas y cada una de las universidades que nos han atendido inciden en que no son la norma, sino la excepción. Afirman que todo máster o programa de doctorado, al igual que cualquier estudio universitario, tiene que pasar por el filtro de las agencias de evaluación. «No solo hay que presentar si el profesorado está suficientemente cualificado, también los criterios de evaluación, los indicadores...», expresa Armentia.

A la espera de cuál será el próximo debate efímero en el ring político, la generalización de ciertos tópicos y el desprestigio preocupan, por lo que inciden en el rigor de los procesos de evaluación y, sin restar importancia a las trampas destapadas, destacan que son miles –una amplia mayoría– quienes cada año finalizan con éxito su posgrado.