Dabid Mendaza Clemente
Delegado de LAB en Osasunbidea
KOLABORAZIOA

CHN: ¿Hospital universitario sin servicio de inmunología?

En esta legislatura de «cambio, pero que no se note» que está llevando adelante Geroa Bai en Osasunbidea, la táctica llevada a cabo por el consejero Domínguez se basa en golpes de efecto mediáticos combinados con pactos de consenso con los lobbies tradicionales de la sanidad.

Uno de los ejemplos más claros resulta el de la gestión del Banco de Sangre y Tejidos (BSTN) donde, pese al cambio de jefatura, la línea de gestión sigue siendo la misma.

Los centros homólogos al BSTN en otros servicios de salud han ido implantando técnicas y ofertando servicios siguiendo las directrices de la Unión Europea en cuanto al autoabastecimiento de hemoderivados y al nivel de desarrollo tecnológico en lo referente a pruebas y estudios de laboratorio, fundamentalmente relacionados con la Inmunología y la Terapia Celular.

Por el contrario, en nuestra comunidad, en el año 2011 se suspendió el programa de aféresis, principal fuente de plasma, lo que trajo como consecuencia un incremento del gasto farmacéutico por tener que recurrir en mayor medida al mercado y hoy en día nos enfrentamos a problemas de suministro por la escasez de los mismos a nivel mundial.

La historia viene de largo y ligada a la injerencia de intereses privados sobre el sistema público de salud. La Clínica Universitaria es uno de esos intereses privados. La falta de transparencia invita a pensar que el aprovechamiento de hemoderivados y otros servicios poco controlados desde la gestión pública han contribuido a su actividad lucrativa. No debemos olvidar que las personas ingresadas pagan directamente, mediante aseguramientos o por conciertos con lo público y, sobre todo, para su actividad de transplantes de órganos. Por ello es que dicha entidad sí que tiene su servicio de Inmunología desarrollado. Y mucho.

En esa pugna por mantener el monopolio del trasplante y control sobre tejidos, órganos y hemoderivados, el resultado ha sido la anulación del potencial de desarrollo asistencial y renovación científica del Banco de Sangre y Tejidos de Navarra. A día de hoy es un mero almacén al que se le ha limitado el desarrollo de funciones establecidas por una ley foral continuamente incumplida, también por este gobierno. Además se le ha negado la posibilidad de establecer un plan estratégico propio para el cumplimiento de los objetivos que impone la legislación vigente. Resulta sintomático que cuando se accede al organigrama de servicios médicos en la web del CHN es el único servicio que no tiene desarrollada su estructura interna.

En toda esta situación de supeditación a intereses privados, resulta un hecho grave la no creación de un servicio de Inmunología que aglutine la atención clínica, las técnicas específicas, los tratamientos basados en terapia celular, etc., que son imprescindibles en la medicina actual, y que constituyen el soporte de tratamientos oncológicos, de enfermedades autoinmunes, trasplantes de médula ósea y órganos…

La creación de este servicio de Inmunología con esta visión global ya fue demandada por diversos facultativos especialistas en los años 2001-2002.

Esta petición fue obviada por el hoy en día director general de Salud, Luis Gabilondo, cuando ocupaba el cargo de subdirector de Coordinación Hospitalaria y que fue el coordinador del grupo de Biología Molecular que se formó con este fin.

Otro hito en mantener la atrofia crónica del Banco de Sangre se produce en el año 2009 cuando se niega, injustificadamente, a su laboratorio de histocompatibilidad ser el laboratorio referente de la comunidad a pesar de tener el visto bueno del ONT (Organización Nacional de Trasplantes) y la acreditación de la EFI (European Federation for Inmunogenetics).

El laboratorio se cerró en el año de 2010 y la actividad se externalizó. Los argumentos para ello fueron manipulados descaradamente.

Por todo ello resulta difícil entender cómo en la segunda década del siglo XXI se puede apostar por una facultad de Medicina sin contar con un servicio de Inmunología que atienda la demanda actual y futura de los tratamientos individualizados, de la inmunoterapia contra el cáncer o de la terapia celular.

Nos preguntamos: ¿quedará la nueva facultad pública supeditada también a la facultad privada en estos pilares esenciales de la medicina actual?