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Inédita pugna entre kurdos por la presidencia de Irak

El Parlamento de Bagdad debía elegir entre ayer y el miércoles al nuevo presidente de Irak, un puesto tradicionalmente reservado a los kurdos pero que por vez primera es objeto de pugna entre los dos partidos históricos de Kurdistán Sur.

Todo ello un día después de los comicios en el enclave, cuyos resultados revelarán la nueva correlación de fuerzas en Kurdistán un año después de un referéndum de independencia que acabó con la intervención militar del Ejercito iraquí y las milicias chiíes, auspiciadas por Irán, y con la pérdida de Kirkuk por parte de los peshmergas.

Desde las primeras elecciones multipartitas de 2005 tras la invasión estadounidense, la UPK del clan de los Talabani obtenía la presidencia de Irak. El PDK del clan Barzani se reservaba a cambio la presidencia de Kurdistán. Pero este año, y tras la salida de Massud Barzani del poder, como castigo a su «temeraria» convocatoria del referéndum de autodeterminación, sus prerrogativas han sido repartidas entre otras instituciones locales y el PDK, que acusa a la UPK de haber permitido la entrada de las tropas y milicias iraquíes en Kirkuk, ha dado por rota la baraja.

Así, su candidato y antiguo jefe del gabinete de Barzani, Fouad Hussein, aspira en calidad de kurdo chií (la mayoría son suníes) a lograr los suficientes apoyos en Bagdad para disputar la presidencia de Irak, a Barham Saleh, de la UPK, en su día viceprimer ministro iraquí y primer ministro de Kurdistán, pero mirado con recelo por los independentistas de Erbil.

En caso de que ninguno de los dos logre dos tercios de los votos, la elección podría retrasarse sine die. Y coincide con un recuento de las elecciones en Kurdistán Sur tras las que tanto el PDK («40 de 111 escaños») como la UPK («38% de los votos») reivindican victoria.