GARA
BILBO

El factor chino, presente en el tratado norteamericano

El tratado de comercio alcanzado el lunes por Estados Unidos, México y Canadá mira de reojo a China e incluye una cláusula destinada a impedir que los socios de Washington busquen acuerdos con Pekín.

El nuevo tratado comercial firmado casi en el descuento por EEUU, México y Canadá tiene una disposición que parece insertada expresamente para evitar que los vecinos del gigante norteamericano busquen un mejor tratado comercial con China. Y es que, según lo acordado, si algún signatario intenta entrar en un acuerdo de libre comercio con un país sin economía de mercado, las otras partes podrán cancelar el pacto trilateral y reemplazarlo por uno bilateral. La cláusula, sin duda, mira a Pekín, y es una muestra de lo turbulentas que se han vuelto las relaciones sino-americanas.

Más allá del factor chino, el AEUMC, que sustituye al TLCAN y fue expuesto como un triunfo por Donald Trump, incluye novedades en algunos sectores sensibles en la relación entre estos tres países. Por ejemplo, en el ámbito de la automoción se acuerda que el 75% del contenido de un automóvil debe realizarse en territorio norteamericano (un aumento respecto al 62,5% del marco anterior), y el 40-45% del vehículo debe ser fabricado por trabajadores que ganen al menos 16 dólares la hora.

Además, excluye a México y Canadá de los aranceles estadounidenses a la importación de automóviles, hasta un tope de 2,6 millones de vehículos al año, así como una cantidad no especificada de camiones ligeros y decenas de miles de millones de dólares en componentes.

El nuevo acuerdo no contempla, sin embargo, los aranceles al acero y el aluminio impuestos por Estados Unidos a nivel mundial a principios de año, y a México y Canadá desde mayo.

El sector lácteo tiene una importancia especial para Canadá, que cuenta con una fuerte producción lechera, y Ottawa ha aceptado abrir más sus fronteras, además de permitir mayores importaciones de pollo, huevos y pavo de EEUU, una cesión que ya ha generado críticas entre los ganaderos canadienses.

Por contra, Washington acepta que el sistema de solución de disputas se mantenga, como quería Canadá, pero con algún cambio. Trump buscaba eliminar las disposiciones que fijan que los conflictos se resuelvan por arbitraje internacional.