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BAGDAD

La grandes listas chiíes y la UPK se alían por un primer ministro «independiente»

El independiente Adel Abdel Mahdi, recién designado primer ministro de Irak, dispone de un mes para formar Gobierno. Pese a contar con el apoyo de las principales fuerzas chiíes y del recién elegido presidente, Barham Saleh, de la Unión Patriótica del Kurdistán, y estar bien visto por EEUU, las potencias europeas y Teherán, Mahdi –y el propio Saleh– tendrá que lidiar con las diferentes coaliciones que buscan dominar el dividido parlamento iraquí.

Después de una larga pausa desde las legislativas de mayo, la situación política en Irak se aceleró bruscamente el martes por la noche con el retorno a puestos clave de dos veteranos de la vida política iraquí.

Por un lado, el kurdo Barham Saleh venció a su rival Fuad Husein en una votación en el Parlamento para ser elegido nuevo presidente de la República. Saleh, apoyado por la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), se impuso Husein, apoyado por el Partido Democrático de Kurdistán (PDK) de Masud Barzani. Si bien el año pasado se desmarcó de la UPK para formar la Coalición por la Democracia y la Justicia ha regresado a la formación con la que ha llegado a la Presidencia iraquí, habitualmente reservada a los kurdos y desempeñada por la UPK.

Solo dos horas después de ser elegido, Saleh encargó al exvicepresidente Adel Abdel Mahdi que presentara en un plazo de 30 días una lista de ministros, que deberá someter a la confianza del Parlamento.

En Irak, tradicionalmente la mayor coalición en el Parlamento es la que designa un candidato al que el presidente encarga formar Gobierno. Pero esta vez el primer ministro ha sido nombrado incluso antes de que se aclararan los planes de una coalición gubernamental.

En el Parlamento, dos campos seguirán disputándose el título de primera coalición: el del líder chií Moqtada Sadr y la Alianza de la Conquista, unión de antiguos combatientes antiyihadistas cercanos a Irán.

Consenso diverso

Exministro del Petróleo (dimitió dos años después de ser nombrado en 2014 por Al-Abadi), este habitual de los círculos diplomáticos en Irak, reúne el con- senso de diversos actores en un país acorralado entre dos potencias enemigas, Irán y EEUU. Fue durante mucho tiempo un alto dirigente de un partido cercano a Irán, pero cuenta igualmente con el aval de estadounidenses y europeos y tiene buena relaciones con dirigentes kurdos

La elección de Saleh y Mahdi se acerca a las demandas que habían planteado el vencedor de las legislativas y nacionalista chií Moqtada Sadr, que pedía un Gobierno de «tecnócratas apartidarios», al igual que el ayatolah Ali Sistani, líder espiritual de la mayoría chií del país.

Pero su distanciamiento de los aparatos de los partidos supone también una debilidad al no contar con apoyos fuertes para dirigir las instituciones, mientras cada socio de la coalición gubernamental reclamará su parte en forma de ministerios y cuotas de poder.

Golpe para Masud Barzani y el partido Dawa, dos pesos pesados de la política iraquí

La elección de Barham Saleh como presidente y de Adel Abdel Mahdi como primer ministro en Irak supone un duro golpe a dos pesos tradicionales de la política en Bagdad y en Kurdistán. Por primera vez desde 2005, el jefe de Gobierno no será un miembro del partido Dawa, la oposición chií histórica a Saddam Hussein y que hasta ahora había implantado sus cuadros en las instituciones.

A su vez, la Presidencia de país en manos de un candidato de la UPK deja fuera al apoyado por del PDK del expresidente de la región autónoma de Kurdistán, Masud Barzani, impulsor del referéndum de independencia que supuso finalmente una pérdida de poder. Barzani, ahora sin la Presidencia de Kurdistán, reclamaba que la Jefatura del Estado recayera en la lista más votada en las elecciones kurdas. Pero la memoria colectiva del Irak árabe chií lo identifica como un «traidor» que quiso dividir el país.GARA