Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Venom»

Inofensivo «Mr. Hyde»

El primer y muy grave problema al que se enfrenta “Venom” es la desorientación que provoca constantemente ya que la reconversión acometida por Sony en torno a la némesis de “Spiderman” se traduce en reclutarlo para el bando de los «buenos». Es decir, que buena parte de los seguidores de este personaje pueden sentirse muy defraudados ya que traiciona el discurso que abandera el ente extraterrestre en su empeño por alimentarse de la raza humana. En su intento por cubrirse las espaldas, la compañía optó por la contratación de Tom Hardy que, además de ser uno de los mejores actores del momento, siempre encuentra la más mínima ocasión para descubrirnos su versatilidad bifurcando sus interpretaciones en dos sentidos diferentes. También es sabido que a Hardy no le hace falta maquillaje alguno para sorprendernos con dicha cualidad lo cual vuelve a colocarnos en el punto de partida ya que ni siquiera el factor Hardy logra que el proyecto tenga la más mínima consistencia argumental y termine siendo el enésimo festival de efectos digitales. Teniendo presente  el personaje original en sus viñetas, todo este espectáculo circense pordría haber sido tomado como una lujuriosa broma mucho más irreverente que la que abandera “Deadpool” pero en su conjunto, la película es una descarada intentona por poner en marcha una franquicia apta para todos los públicos. También se suele decir que en este tipo de producciones, el villano de la función debe estar a la altura del consabido duelo, cosa que tampoco ocurre ya que el magnate encarnado por el rapero Riz Ahmed se amolda al canon del megalómano arquetípico. Además del esfuerzo de Hardy por aportar carisma a su personaje, lo único que interesa es la intención de Ruben Fleischer por escenificar buena parte de las secuencias en barrios populosos que acercan tímidamente al personaje a su concepción underground.