GARA
RIAD

Riad atribuye a «una pelea» la muerte Khashoggi

Arabia Saudí admitió ayer, 18 días después de su desaparición, la muerte del periodista Jamal Khashoggi, hecho que atribuyó a una pelea en el interior del consulado saudí en Estambul. El presidente estadounidense, Donald Trump, Egipto, Bahréin y los Emiratos Árabes Unidos respaldaron esta versión. La canciller Angela Merkel consideró «insuficientes» las explicaciones de Riad, que anunció la detención de 18 personas y la destitución de dos altos cargos.

Los principales aliados árabes de Arabia Saudí junto a Estados Unidos respaldaron la versión de Riad sobre el fallecimiento del periodista Jamal Khashoggi en el interior del consulado saudí en Estambul. Más de dos semanas después de su desaparición tras entrar en el consulado donde tramitaba la documentación para divorciarse, la Fiscalía General admitió su muerte, que atribuyó a una pelea, y anunció la detención de 18 personas, y la destitución de dos importantes colaboradores del príncipe heredero, el general Ahmed al Asiri, subjefe de los servicios de inteligencia, y Saud al Qatani, consejero de la corte real a cargo de los medios de comunicación, quienes forman parte del círculo de confianza de Mohamed bin Salmán, apodado MBS.

Asiri, de unos 60 años, solía asistir a las reuniones a puertas cerradas del príncipe heredero con dignatarios extranjeros que visitaban el reino. Antes de ser subjefe de los servicios de inteligencia generales en 2017, fue portavoz de la coalición militar que interviene en Yemen desde 2015. Habla francés, inglés y árabe. En el extranjero tenía fama de acosar a los periodistas cuyos artículos criticaban los «atropellos» cometidos durante operaciones saudíes en Yemen.

Antes de su destitución, el diario “The New York Times” afirmó que Riad responsabilizaría de la desaparición de Khashoggi al general Asiri para intentar redimir a MBS.

Al Qatani era quien hasta ayer organizaba entrevistas con MBS para periodistas extranjeros y dirigió asimismo el Centro de Estudios y Temas Mediáticos.

Con 1,3 millones de seguidores en Twitter, era conocido por sus mensajes hostiles hacia sus rivales. El año pasado, Qatani dijo que no hacía «nada por iniciativa propia, sin órdenes. Soy el empleado y el ejecutor de mi rey y de mi príncipe heredero».

En un artículo publicado por “The Washington Post” a comienzos año, Khashoggi afirmaba que Qatani tenía una «lista negra» de periodistas críticos. En una entrevista publicada por “Newsweek”, aseguró que «la gente tiene miedo de ellos».

El portavoz del Partido Justicia y Desarrollo (AKP) del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, aseguró que harán públicas sus propias conclusiones. «Llevamos a cabo nuestra investigación independiente. Revelaremos nuestras conclusiones. Esta es la voluntad del presidente», dijo Ömer Çelik en Estambul.

Añadió que esperará a las conclusiones de la investigación turca para valorar la explicación de los hechos que difundieron las autoridades saudíes.

«No culpamos a nadie por adelantado, pero no estamos dispuestos a mantener nada encubierto. Es un acontecimiento muy grave», remarcó.

La canciller de Alemania, Angela Merkel, consideró insuficientes las explicaciones de Riad, postura compartida por la relatora especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, Agnes Callamard, quien en su cuenta de Twitter remarcó que solo «una investigación internacional puede estar a la altura del crimen y de las expectativas».

Todas las organizaciones de derechos humanos y de la profesión periodística pusieron en tela de juicio la versión saudí.

El director ejecutivo del Comité para la Protección de los Periodistas, Joel Simon, sostuvo que «no es ningún consuelo» que Riad haya confirmado que Khashoggi fue «asesinado» en su consulado. «El mismo Gobierno que mintió al mundo, afirmando durante semanas que no tenía conocimiento de la suerte de Khashoggi, espera que creamos que murió en una pelea», destacó en un comunicado.