Josu MONTERO
Escritor y crítico

Old England

Muchas de sus novelas son sátiras tan divertidas como sangrantes de la Inglaterra de los años grises de la Thatcher, o de Blair –o de sus causas o de sus consecuencias–: “Menudo reparto”, “El club de los canallas”, “El círculo cerrado”, “Expo-58” o “El nº11”. «La realidad hace hoy muy difícil la sátira», ha afirmado Jonathan Coe (Bronsgrove, 1961), y es que la realidad es hoy caricatura de sí misma. Uno de sus autores favoritos es Henry Fielding, quien en 1734 escribió a la manera cervantina “Don Quixote in England”, «inaugurando la tradición novelística del humor satírico británico». Mantiene Coe la teoría de que mientras los gobiernos de Thatcher o de Blair perpetraban sus ataques contra la clase trabajadora y desmantelaban el estado del bienestar, la BBC mostraba alevosamente y con éxito la visión idealizada de la vieja Gran Bretaña de series como “Downton Abbey” o “Retorno a Bridshead”: esa sociedad de castas sin conflictos de clase. «La nostalgia nos llevó al Brexit y a Trump», concluye Coe. A Graham Swift (Londres, 1949) no le gusta nada que se incluyan algunas de sus novelas en el revival de la Inglaterra de entreguerras: «Todo eso es nostalgia patética por un falso glorioso pasado y que quizá explique lo inexplicable». Novelas como la última de Swift, “El domingo de las madres” –que sucede el 30 de marzo de 1924–, o la archiconocida “Los restos del día”, del nobel Kazuo Ishiguro, son más bien tan sutiles como demoledores alegatos contra esa vieja sociedad clasista, que parece resucitar orgullosa por doquier.