Manresa acogió ayer la fundación de la Crida per la República, liderada por Carles Puigdemont, el president, Quim Torra, y quien fuera líder de la ANC Jordi Sànchez. En el acto, al que acudieron unas 6.000 personas según la organización, presentaron las ponencias que definirán su estructura y sus objetivos políticos. Hasta el momento ha registrado 9.500 fundadores y 51.000 personas adheridas

Aunque la intención de sus impulsores era convertir la Crida en una plataforma amplia capaz de representar a la inmensa mayoría del independentismo, las negativas tajantes de ERC y la CUP a contemplar la posibilidad de integrarse en ella han acabado encajando el movimiento en un nuevo capítulo del largo proceso de recomposición del espacio postconvergente.

De hecho, una de las principales incógnitas que plantea el nacimiento de la Crida es la relación que establecerá con el PDeCAT, en el que milita Puigdemont. Cuando en julio, en el último Congreso del PDeCAT, Puigdemont logró la renuncia de la coordinadora Marta Pascal, pareció que el partido se integraría de forma más o menos tranquila en la Crida. Sin embargo, no parece que vaya a ser así.

En el acto de ayer predominaron los mensajes a favor de la unidad, a la espera de ver el recorrido electoral que pueda tener el movimiento.