Las elecciones locales del domingo en el este separatista de Ucrania han afianzado el poder de sus líderes, consolidando la influencia de Rusia en estos territorios que están fuera del control de Kiev.

Según los datos con el escrutinio prácticamente ultimado, y con un alta participación, el líder de Donetsk, Denis Pushilin, obtuvo el 60,9% de los apoyos, y el de Lugansk, Leonid Pasechik, el 68,4%.

Pushilin, que asumió el cargo tras la muerte Alexandr Zajarchenko, recordó al votar que los habitantes de Donetsk «eligen su futuro». Mientras, Pasechik, en el cargo desde hace un año, destacó que los habitantes de las zonas controladas por los separatistas votaron «por la libertad, la independencia y la integración en la Federación Rusa».

Convocadas tras la muerte de Zajarchenko, las elecciones fueron calificadas de «ilegales e ilegítimas» por Emmanuel Macron y Angela Merkel. A ellos se sumó EEUU, que tildó de «farsa» lo que estimó es «un intento por parte de Moscú de institucionalizar sus allegados de Donbass».

El Gobierno ucraniano dijo que «los resultados de estas seudoelecciones son nulos, no tendrán ninguna validez legal y no serán reconocidos ni por Ucrania ni por la comunidad internacional» y tachó de «marionetas» a los dirigentes prorrusos.

Sin embargo, Moscú, cree que no infringen los Acuerdos de paz de Minsk de febrero de 2012 y eran necesarios para «llenar el vacío de poder».«Los Acuerdos de Minsk no son respetados por Kiev, y estas repúblicas no tienen más remedio que organizarse para cumplir con sus obligaciones sociales para con las personas abandonadas por su país», dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.