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GAZA

Las milicias palestinas anuncian un incierto alto el fuego en Gaza

Después de 17 muertos y decenas de heridos tras 24 horas con 160 bombardeos del Ejército israelí sobre la Franja de Gaza, y de la respuesta de al menos 400 cohetes hacia Israel, las milicias palestinas anunciaron un alto el fuego. Sin embargo, nada asegura la permanencia de esta tregua, que deja al enclave palestino en la situación previa de escalada de tensiones, negociaciones fallidas y asfixia calculada de su población por parte de Israel.

Las milicias palestinas de Gaza anunciaron ayer que han acordado un alto el fuego tras 24 horas del lanzamiento de más de 400 cohetes hacia Israel y 160 bombardeos israelíes sobre el enclave, en los que han muerto 7 milicianos y un civil palestino en Israel, víctimas que se suman a las del domingo y el lunes, en un nuevo repunte de ataques detonado por una incursión militar israelí en la Franja.

«Los apreciados esfuerzos egipcios han llevado a reforzar el alto el fuego entre la resistencia armada y el enemigo sionista. La resistencia armada se comprometerá con esta declaración en tanto en cuanto el enemigo sionista lo haga», anunció el Centro de Operaciones Conjunto de las Facciones Palestinas. Ese organismo agrupa a las principales milicias: las Brigadas Ezzedine al-Qasam (Hamas), los Batallones al-Quds (Yihad Islámica), las Brigadas Abu Ali Mustafa (Frente Popular de Liberación de Palestina), las Brigadas de Resistencia Nacional (Frente Democrático para la Liberación de Palestina) y Al-Naser Salahedein (Comités de Resistencia Popular).

El Cairo, con apoyo de Naciones Unidas –que ya mediaban para lograr una reducción de los ataques previos a esta nueva escalada– negociaron intensamente en las últimas horas para poner fin al peor episodio de violencia entre las milicias palestinas e Israel desde 2014.

El Ministerio de Exteriores egipcio expresó su «extrema preocupación» ante la escalada de la violencia en la Franja de Gaza, por lo que pidió a Israel que «detenga inmediatamente todas las formas de acción militar». Asimismo, indicó la necesidad de «enterrar la violencia y la escalada para recuperar la calma de forma inmediata» y advirtió de las «graves consecuencias» de esta escalada.

En dos días han muerto catorce milicianos y un militar israelí en Gaza. También han fallecido un agricultor palestino en Gaza, alcanzado por un misil al norte de la Franja, cuando trabajaba sus tierras. y un civil palestino en la localidad israelí de Ashkelon, alcanzado por uno de los cohetes lanzados por las milicias palestinas.

La escalada comenzó con una operación especial israelí dentro de la Franja en la noche del domingo. Al ser descubierto el comando militar, se desató un enfrentamiento en el que Israel empleó su aviación y en el que murieron siete milicianos palestinos y un teniente coronel israelí. Este hecho fue seguido en la tarde del lunes por el lanzamiento masivo de cohetes, que no cesó durante 24 horas seguidas. Durante toda la noche la población de Gaza sufrió una lluvia de bombas que redujeron a escombros varios edificios.

Entre ellos, quedaron destruidas tres viviendas, cinco edificios comerciales, la sede de la cadena de televisión Al Aqsa, de Hamas, el hotel Al Amal –donde Hamas había instalado algunas de sus oficinas– y la Universidad de Ciencias Aplicadas.

La vida habitual de Gaza quedó prácticamente paralizada, mientras la población temía una nueva ofensiva a gran escala como la devastadora «Escudo Protector» de 2014.

Tregua frágil y condiciones

La intensidad de los ataques fue descendiendo durante la jornada, mientras ganaban peso los rumores de alto el fuego y el Gabinete de Seguridad israelí, con el primer ministro Benjamín Netanyahu al frente, se reunía durante más de ocho horas.

Hamas condicionó el alto el fuego a que Israel cesara su agresión, mientras el Gobierno israelí había autorizado a sus Fuerzas Armadas a que siguieran actuando «mientras fuera necesario».

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel aseguró que el sur del país «está bajo ataque y acusó a Hamas, de «intentar cambiar las reglas del juego».

«Israel no acepta y no aceptará esto. Los ataques deliberados contra civiles israelíes serán respondidos por fuertes y mortales ataques del Ejército contra Hamas», aseguró.

Fuentes oficiales israelíes citadas por la agencia Reuters afirmaron, bajo condición de anonimato, que este alto el fuego dependería en cualquier caso de que las milicias pongan fin a sus ataques, antes de recalcar que las acciones de Israel serán determinadas por los «pasos sobre el terreno» de estos grupos.

Por su parte, Hamas señaló que el objetivo es «reiniciar la situación que prevaleció hasta la última escalada militar».

No obstante, esa situación anterior a la última escalada militar no asegura la continuidad del alto el fuego.

De hecho, a la vez las condiciones en las que viven los palestinos en la Franja llevan años deteriorándose hasta «el abismo» –en palabras de Naciones Unidas– la tensión iba en aumento antes de la operación militar israelí y el temor a una otra ofensiva –que sería la cuarta en diez años– ya se estaba extendiendo por Gaza.

Hasta la semana pasada, Egipto y la ONU negociaban un alto el fuego que supusiera un alivio al bloqueo, mientras Qatar entregaba los primeros 15 millones de dólares –de un paquete de ayuda total de 90 millones– para pagar a los funcionarios de Gaza, una entrega que Israel acababa de autorizar cuando se desató la actual crisis.

Nada permite asegurar ahora que la escalada actual, más persistente que varias de las que se han producido durante los meses de protestas de la Gran Marcha del Retorno, vaya a remitir o si va a acabar definitivamente con los intentos negociadores de El Cairo y la ONU, regresando al statu quo que permite a Israel mantener el ahogo, calculado y persistente, de cerca de dos millones de personas.

Para el analista político en Gaza Saleh Naami, los ataques masivos de las milicias han «permitido a la resistencia maniobrar desde una posición de poder, después de haber demostrado éxito en la imposición de nuevas reglas de combate con el enemigo».

En cambio, el ministro de Infraestructuras, Energía y Recursos Hídricos de Israel, Yuval Steinitz, sostuvo que el Ejército israelí ha dado «un golpe duro y sin precedentes a Hamas y los grupos terroristas en Gaza». «Ya veremos si basta o si son necesarios otros golpes», señaló al diario “Yedioth Ahronoth” Steinitz, que forma parte del gabinete de seguridad de Israel.

Presiones para ataques más duros y ejecuciones

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró que no vacilará «si es necesaria una guerra», pero añadió que la evitará «si no es indispensable». También Hamas dice no desear una guerra, pero el Gobierno israelí y el grupo palestino, condicionados por agendas interiores, mantienen el tono bélico. En Israel, figuras políticas presionan para ir más allá. Según “Middle East Eye”, Yair Lapid, del «centrista» Yesh Atid, cree que el ataque a Gaza no es lo suficientemente fuerte, y afirmó que si llega al frente del Gobierno ordenaría al Ejército matar a los líderes de Hamas. «Debemos volver a los asesinatos selectivos. Hamas debe saber que están muertos», señaló. Una petición que reiteran desde hace años los socios de Netanyahu de la extrema derecha. Ahora llegan a considerar al ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, un «cero absoluto» y a los miembros del Gobierno como «conejitos». Un alto general en la reserva pidió al Ejército que deje de avisar qué edificios serán bombardeados para permitir escapar a sus habitantes.GARA

«Aún recordamos la última guerra. Ya basta»

Mientras las excavadoras retiraban los escombros de los bombardeos que resonaron toda la noche en Gaza, reduciendo a ruinas edificios de varias plantas, los aviones de combate israelíes seguían atacando el enclave palestino durante la mañana de ayer.

«No hay más tiendas de alimentación, ni farmacias, ni oficinas, ni muros, ni edificios», se lamentaba un vecino del edificio donde se ubicaba Al-Aqsa TV, la cadena de televisión de Hamas. «Hubo un temblor de tierra», añadió. Ante él, dos antenas parabólicas emergen de unos muros reducidos a escombros y de un montón de chatarra, todo lo que queda de un edificio pulverizado por los ataques aéreos.

Los destellos de los bombardeos, seguidos de fuertes explosiones, se sucedieron a un ritmo constante desde el anochecer del lunes. Muchos habitantes no tuvieron más que unos pocos instantes para huir de sus casas, encontrándose en la calle sin un refugio seguro y con los precedentes de las devastadoras ofensivas israelíes en la memoria. «Desde que hemos visto los misiles, hemos corrido fuera de casa. Somos civiles, no tenemos armas ni misiles», señaló Mohammad Aboud, que vive frente al céntrico hotel Al-Amal. El edificio, que albergaba la sede de la Seguridad Interna de Hamas desde hace un año, fue destruido por la aviación israelí.

Cientos de edificios que fueron destruidos en la guerra de 2014 con Israel aún no han sido reconstruidos.

La zona, sometida a un severo bloqueo y gravemente afectada por las tres grandes ofensivas lanzadas por Israel desde 2008, teme un nuevo conflicto devastador.

«Aún no hemos olvidado la última guerra de 2014, los rastros son aún evidentes», recordó a AFP Mohamed Boulboul. «La gente está cansada de guerras. !Ya basta!».

Después de las operaciones «Invierno caliente» y «Plomo fundido» de 2008, en las que Israel ya mató a cientos de personas, en julio de 2014 la ofensiva «Escudo Protector» devastó al Franja y provocó más de 2.250 muertos, la mayor parte civiles. Las milicias palestinas mataron, a su vez, a 74 israelíes, la mayor parte soldados.

Pero el alto el fuego que siguió no trajo un cambio en las condiciones de miseria de Gaza, que continúan agravándose. Bloqueado por tierra y mar, el enclave padece una penuria crónica de agua y carburante. El paro afecta al 53% de la población y al 70% entre los jóvenes. Más de dos tercios de la población dependen de la ayuda humanitaria, mientras Israel limita la entrada de cualquier suministro y la actividad de pescadores y agricultores, amenazados por los soldados.

En ese contexto, el pasado marzo comenzó la Gran Marcha del Retorno, para reclamar el fin de esa situación y el derecho de los refugiados a regresar a su tierra. Decenas de miles de palestinos se concentran en la frontera lanzando esporádicamente piedras, cócteles molotov y neumáticos incendiados mientras el Ejército responde con disparos que han matado ya a más de 230 palestinos.GARA