GARA
JERUSALÉN

Lieberman dimite en rechazo a la tregua y por su futuro político

La dimisión del ministro de Defensa israelí, Avigdor Lieberman, por su rechazo al alto el fuego en Gaza pone en un aprieto al Gobierno de Benjamin Netanyahu que, por ahora, rechaza las elecciones anticipadas que pide Lieberman. El exministro busca salvar así su posición e imagen más ultra ante unos posibles comicios. Por su parte, Hamas calificó la renuncia como una victoria política, tras la última escalada de bombardeos y réplicas palestinas en la Franja.

El ministro israelí de Defensa, Avigdor Lieberman, dimitió ayer al rechazar el alto el fuego en Gaza como «una capitulación ante el terrorismo». Además, exigió la convocatoria anticipada, «lo antes posible», de elecciones legislativas –previstas para noviembre de 2019–.

«No puedo seguir en mi cargo de ministro de Defensa, no puedo mirar a los ojos de las familias del sur que viven en manos de Hamas (...) Israel Beitenu se retira inmediatamente de la coalición», afirmó el ministro.

Lieberman también se opuso a la autorización que el Gobierno israelí dio a la ayuda de Qatar para pagar los salarios de los funcionarios gazatíes.

Esta decisión deja al Gobierno con una teórica y exigua mayoría de 61 escaños de un total de 120 y en el aire el futuro político del Ejecutivo de Benjamin Netanyahu. Considerado el más derechista de la historia de Israel, la presión del sionismo más extremista está impulsando un giro aún más a la derecha de la política israelí.

Un responsable del Likud, la formación del primer ministro, indicó que Netanyahu asumirá el Ministerio de Defensa –ya gestiona la cartera de Relaciones Exteriores– y estimó que no son necesarias las elecciones anticipadas.

Tras la dimisión, el primer ministro emprendió discusiones con los líderes de Likud y de otras formaciones aliadas para «estabilizar» su coalición, pero el clima preelectoral se respiraba en Israel ya antes de la última operación militar contra Gaza, y los socios del Gobierno israelí han comenzado a tomar posiciones.

Hogar Judío, una de las formaciones ultraderechistas y apoyo de los colonos en Palestina, amenazó con salir de la coalición si no se nombra a su líder y titular de Educación, Naftalí Benet, ministro de Defensa.

«Ahora es el momento de confiar a Naftalí Benet y a Hogar Judío la cartera de Defensa», declaró Shuli Mualem, jefa del grupo parlamentario del partido. Si Benet no es nombrado, el partido «no continuará siendo parte del Gobierno». La salida también del partido de Benet daría al traste con el Gobierno y forzaría a anticipar elecciones.

«Victoria política» de Hamas

Por su parte, Hamas consideró la dimisión de Lieberman como una victoria política. «Es un reconocimiento de derrota, fracaso e indefensión al hacer frente a la resistencia palestina. Es una victoria política para Gaza, que tuvo éxito en su constancia», señaló el portavoz del movimiento islamista Sami Abu Zuhri. Aseguró, además, que la resistencia palestina «ha conseguido crear un terremoto en la arena política de la ocupación».

Varias páginas web afines a Hamas celebraron que Lieberman «quería asesinar físicamente a Ismail Haniyeh (su líder), pero la resistencia palestina armada le ha asesinado políticamente».

Mientras, en las calles de Gaza, palestinos quemaron y patearon fotografías del ministro israelí mientras repartían dulces.

El alto el fuego puso fin a otro masivo bombardeo de Gaza y al lanzamiento de más de 400 cohetes por parte de las milicias palestinas, como respuesta a una incursión militar israelí en la Franja

Pero en la dimisión tiene un gran peso la clave interna de la política israelí, si bien esta gira en gran parte en torno a la agresión a Palestina.

Una fuente del Gobierno israelí señaló que Lieberman «está eligiendo entre el final de su carrera, si se queda en su puesto, y una pequeña oportunidad de rehabilitar su imagen pública si dimite». Otros tres ministros, Ayalet Shaked (Justicia), Naftali Benet (Educación) y Zeev Elkin (Jerusalén y Medio Ambiente) también demandaron continuar con la ofensiva en Gaza en la reunión de siete horas del Gabinete de Seguridad.

«De Rambo a un cero absoluto»

Horas antes de la dimisión, Yair Lapid, líder del partido opositor Yesh Atid, ya había iniciado su particular campaña proclamando que si es elegido al frente del Gobierno ordenaría la vuelta a los «asesinatos selectivos». «Hamas debe saber que están muertos», afirmó.

También Lieberman y Benet han demandado en los últimos años intensificar las ejecuciones de líderes palestinos.

En esta deriva ultraderechista, la figura de Lieberman en el seno del Gobierno se veía debilitada por la tregua.

«Durante semanas hablabas como Rambo, amenazabas con varios y definitivos ataques desde cada estrado. El ministro de Defensa, ese juguete de Rambo, calla. (...) Es un cero absoluto», acusaba pocas horas antes Sharo Gal, parlamentario exmiembro de Israel Beitenu.

Igualmente, el diputado Akram Hasson ridiculizaba la reunión del Gobierno de Netanyahu: «Son todos conejos».

Diputados del grupo socialdemócrata Meretz que intentaban solidarizarse con habitantes de algunas de las zonas donde cayeron cohetes lanzados desde Gaza fueron recibidos con insultos. «Sois peores que los árabes. Los izquierdistas son basura», les gritaron en Sderot. Ayer, varios cientos de personas se manifestaron en esta ciudad contra el alto el fuego, y en redes sociales y en las calles expresaron su resentimiento hacia un Gobierno que, a su juicio, debería golpear más fuerte a los palestinos.

Por su parte, Netanyahu se anticipaba a las críticas y justificaba el alto el fuego porque «en periodos de emergencia, el público no siempre puede conocer las decisiones esenciales para la seguridad del país y las consideraciones que deben permanecer secretas para el enemigo. Nuestros enemigos nos han suplicado aceptar el cese el fuego y saben bien por qué lo han hecho».