Beñat ZARRABEITIA
Periodista
RELEVO EN LA PRESIDENCIA DEL ATHLETIC

Impulsar un modelo tan único como contracultural

Josu Urrutia dejó el jueves de ser presidente del Athletic y hoy, de manera oficial, el club convoca elecciones a la presidencia que culminarían el 27 de diciembre. El autor de este análisis reflexiona sobre el legado al frente de Ibaigane del que fuera jugador rojiblanco y desgrana una serie de peticiones a quien o quienes le sustituyan en el Athletic.

Urrutia emplazó a los demás a que pusieran nota a sus casi ocho años de mandato. La nota creo que es de un notable alto. Los resultados deportivos, la gestión económica, haber aguantado el tirón en el tema de Llorente para luego cobrar íntegramente 4 cláusulas que han reportado 216 millones, la profesionalización del equipo femenino, el constante ascenso de jugadores al primer equipo, restituir a Valverde y Aduriz en el club, fichar a Bielsa o Gaizka Garitano, la tranquilidad en el traslado del viejo al nuevo campo, la renovación de Lezama, no subir las cuotas, el abono joven, la transparencia en los sorteos de las entradas para las finales, la mayor presencia del euskara en el club o haber apoyado públicamente el derecho a decidir son aciertos en lo deportivo, en lo económico y en lo social.

Es evidente que ha habido errores, creo que el más doloroso la tardanza en reaccionar y haber estado demasiado pendiente de algunas instituciones tras la muerte de Iñigo Cabacas, el haber tildado de ‘empleado’ a Bielsa en la famosa nota tras el incidente con una constructora, el no haber podido crear una grada de animación como los muros alemanes en el nuevo campo –aunque el alentar al equipo sea una responsabilidad colectiva– o que la maquinaria del club deba ser aún más ágil.

Respecto a las elecciones, el ruido, los intereses particulares y otros shows alrededor del club debido a los vestigios de un modelo de casta directiva endogámica con la cultura de la derrota y la división interna como eje para sobrevivir impregnadas hasta las trancas, decir que me aburren soberanamente.

Curiosamente, da la impresión de que, debido a esto último, Urrutia va a pasar por ser el presidente al que se le va a juzgar, casi en exclusiva, por su política de comunicación... ¿Qué es la política de comunicación? ¿Que se filtre a determinados medios? ¿Que un presidente o unos directivos castellanoparlantes hablen hasta en Radio Macuto para no decir nada? Es evidente que, en ocasiones, Josu Urrutia no se siente especialmente cómodo ante los micros o que el director deportivo debía de haber tenido mayor presencia mediática y otras cuestiones de gestión del día a día. Ahora bien, llama la atención que no se haga el mismo análisis con representantes institucionales o políticos al analizar su política de comunicación.

Hay que ser proactivos y ver que el euskara esté más presente en el día a día del club es una forma de comunicar, el trabajo social de la Fundación y los mensajes que envía con sus actos, la implementación de canales de comunicación directa con las y los socios, tanto presenciales como por mensajería instantánea, los streams o la gestión de las entradas o abonos vía web son cosas vinculadas a la comunicación. Se pueden hacer más cosas, como profundizar, con elementos audiovisuales ‘inside’ con el día a día de los jugadores y el equipo, escritos o ‘docus’ con los jugadores como narradores –como en la publicación ‘‘Players Tribune’’–, maximizar las interacciones, entrevistas y momentos con exjugadores, encuentros entre jugadores y jugadoras con referentes culturales y sociales, espacios exclusivos, profundizar todavía más en los ‘highlights’ de partidos históricos, digitalizar los archivos del club en forma de revistas, fotos, fichas de jugadores, actas o programas de partidos... Muchas cosas que hacer, pero mejor analizarlo desde la propuesta y no desde el interés particular.

Ahora llegará su relevo, elecciones mediante, si finalmente las hubiera. ¿Qué pedirle a quien le sustituya? Que entienda lo que significa el Athletic para su comunidad, que sea capaz de proyectar el club hacia el futuro, sea capaz de anticiparse a los retos y no olvide nunca de quién y para quién es este club: para sus socios y socias, para su comunidad de seguidores, desde Bilbo y Euskal Herria al mundo. Blindarse en lo referido al modelo de club, tanto en lo que a la política deportiva se refiere como en la institucional, que el club pueda ser más democrático y popular encarando el tema de los avales ante el constante crecimiento presupuestario, seguir insistiendo, persistiendo, mejorando y ajustando el trabajo tanto en Lezama como en la captación. Atraer a los mejores profesionales a la estructura del club, recuperando en lo deportivo a personas que son y sienten el Athletic con capacitación absoluta y demostrada en la élite, y hacer un esfuerzo en lo social, también dentro del club, para que en tiempos líquidos los cimientos sigan siendo sólidos.

En ocasiones, cuando coyunturalmente la pelota no entra, vuelven viejos debates, se saca a colación el modelo del Ajax con las gafas de hace 20 años puestas pensando en los Kanu o Finidi de turno, pero se obvia que en los últimos 10 años la mayoría de sus jugadores franquicia han sido holandeses, que los pierde al dar sus primeras patadas como el caso de Justin Kluivert o que su saldo deportivo si lo comparamos con la capacidad competitiva del Athletic en este tiempo es netamente inferior. Los debates no son del pasado, son del futuro, los nuevos retos están ahí: demografía, integración de las y los nuevos vascos, captación, fidelización, nuevos contextos como la creación de clubes-Estado, el viejo sueño de las multinacionales deportivas de crear una Superliga, el giro de hinchas a consumidores, cambios en los modelos y mercados audiovisuales y, sobre todo... ser fiel a un modelo de éxito.

El Athletic tiene el mejor modelo posible, el que le conecta a su comunidad, el que le hace único en el mundo, el que hace que San Mamés le eche una mano cuando lo necesita, el que hace que todo su entorno sienta una afinidad, el que hace que nuestra vecina o vecino se pueda poner la camiseta del club y jugar ante el mundo, el que hace que este club no necesite otra cosa que su identidad y política deportiva para ser respetado y envidiado en todo el mundo.

En definitiva, lo que hace solo unos meses definía en mi humilde txoko en NAIZ.eus como “Athletic Herria”.