El presidente de EEUU, Donald Trump, aseguró no saber si el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman (MBS), le ha mentido sobre el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, en una entrevista transmitida el domingo por la noche por el canal Fox News.

La CIA había concluido horas antes que MBS había ordenado el asesinato de Khashoggi, crítico con las autoridades del reino.

«No lo sé, sabes, quién puede saber la verdad...», dijo Trump, quien añadió que «me dijo que no tenía nada que ver con eso, me ha dicho eso puede que unas cinco veces, incluso hace unos pocos días».

El inquilino de la Casa Blanca aseguró que la CIA todavía no ha evaluado nada y adelantó que el lunes o el martes su país tendrá un informe completo sobre la autoría de la muerte del periodista.

Trump confirmó que EEUU tiene en su poder la grabación de audio hecha por los servicios de inteligencia turcos del asesinato, aunque él no la ha escuchado porque «no hay motivo» y le han recomendado que no lo haga. «Es una grabación de sufrimiento, es una grabación terrible», remarcó.

Muerte «planificada»

El equipo de 15 agentes saudíes que mató a Khashoggi en el consulado de Estambul intentó forzar al reportero a enviar un mensaje a su hijo Salah, residente en Arabia Saudí, informó aye el diario turco “Hürriyet”.

Khashoggi se negó y empezó una discusión a gritos, que terminó cuando los agentes empezaron a asfixiar al periodista con una cuerda de plástico o una bolsa, agrega el citado diario, según el cual existe una grabación en la que se pueden escuchar los jadeos de la víctima..No está claro qué instrumento se usó para matarlo y para qué debía servir el mensaje, señala “Hürriyet”, especulando con la posibilidad de que el objetivo era utilizarlo para dar una coartada al equipo, que, según todos los indicios, ya había planificado el homicidio.

En este contexto, el rey Salman bin Abdelaziz de Arabia Saudí, padre de MBS, está «orgulloso» de la forma en que operan la Fiscalía y la Justicia en su satrapía.

El Ministerio alemán de Economía anunció ayer la paralización de todas las ventas de armas y equipamiento de defensa a Arabia Saudí, incluso las ya aprobadas por Berlín. Por contra, tanto Trump como el israelí Netanyahu destacan la condición de aliado imprescindible en la región.