Maite UBIRIA BEAUMONT
BAIONA

Macron congela las tasas energéticas sin abordar otras medidas sociales

Con notable retraso, el Gobierno francés ha adoptado una moratoria en la subida de los impuestos de los carburantes para apaciguar el descontento que enarbolan los «chalecos amarillos». El Ejecutivo ha diseñado una respuesta temporal que dista bastante de ser un plan de choque en pro del poder adquisitivo.

La reunión de urgencia en París, que sacó la noche del lunes al ministro de Economía, Bruno Le Maire, de sus quehaceres en Bruselas, allanó el camino a una rectificación de la posición gubernamental ante la crisis social y de confianza política que ha hecho aflorar la insurrección de los «chalecos amarillos».

La larga jornada de intercambios con formaciones políticas puso de manifiesto que existe un consenso amplio en la esfera político-institucional para abordar una respuesta consensuada, cuyo primer eslabón sería rebajar la presión impositiva sobre los carburantes.

El Gobierno anunció ayer que está dispuesto a dejar de recaudar 2.000 millones de euros, dejando de lado la tasa carbono y equiparando la fiscalidad de gasoil y gasolina. También aplazará el nuevo sistema de control de vehículos y congelará los precios del gas y la electricidad.

Según el guión oficial, la jornada de ayer se dedicó a transmitir la idea de rectificación a las filas del grupo parlamentario de La República en Marcha, que ha vuelto a demostrar su escasa consistencia política a la hora de desenvolverse en esta crisis. Tras esa sesión de cooching político, a cargo de un Edouard Philippe seriamente tocado, el jefe del Ejecutivo desgranó, ya en una intervención televisada, ese discurso de rectificación, que, en lo que anuncios concretos se refiere, se circunscribe a medidas ligadas al coste de la transición energética, aunque bien es cierto que con ese primer gesto el Ejecutivo renunció al tono arrogante y, por primera vez, expresó empatía hacia «quienes no pueden vivir dignamente de su trabajo».

Medidas más amplias

Entre hoy y mañana debe concretarse, ya en sede parlamentaria, la aplicación de esos «anuncios» con los que el Gobierno aspira a recuperar el tiempo perdido, dejando para más tarde el balance de daños en credibilidad política que Macron tendrá que encarar. Nada indica que el macronismo vaya a salir indemne de una crisis que ha situado al presidente ante el espejo de su vulnerabilidad, por más que la aplastante mayoría de la que dispone en todos los niveles institucionales le haya hecho caer en la tentación del déspota.

«Ningún impuesto merece poner en peligro la unidad de la nación», expuso Philippe antes de detallar la congelación de tasas ligadas a los carburantes. Las tasas no se aplicarán en los próximos seis meses, a la espera de labrar consensos sobre «medidas complementarias». Actuando sobre el surtidor de combustible y sobre la factura de gas y electricidad en pleno invierno, el Gobierno trata de reconfortar el bolsillo de las capas de población más sensibles a la demanda original de los gilets jaunes.

Philippe se mostró dispuesto a hablar a futuro sobre una prima a la movilidad y sobre la adaptación de los hogares a la transición ecológica. «Los franceses no quieren ni tanto impuesto ni tanta tasa, pero habrá que reducir también el gasto público», advirtió.

Además, anunció que, tras esta rectificación que no da paso a una acción integral de recuperación de poder adquisitivo, impulsarán un debate general «abierto», entre enero y marzo, en el que se pondrá el foco sobre cuestiones como ese sentimiento de «injusticia fiscal» que han hecho aflorar los «chalecos amarillos» con una movilización que ha forzado al Gobierno, si no a corregir la dirección, sí a cambiar el paso.

Interior prepara un dispositivo policial diferente en París en previsión de un nuevo sábado de movilizaciones

Los llamamientos a participar este sábado en el «Acto IV» de la movilización de los «chalecos amarillos» bajo el lema «¡Mantenemos el rumbo!» (haciendo suyo el mensaje que ha traslado insistentemente el Elíseo para defender que no cambiaría sus políticas al tiempo que decía haber “entendido” las protestas ciudadanas) no cesaron tras la declaración televisada de Edouard Philippe.

Por su parte, el Ministerio de Interior ha decidido cambiar de táctica, según explicaron los sindicatos policiales tras reunirse ayer con Christophe Castaner.

En esta ocasión, la Policía no levantará un perímetro hermético tipo «fan-zone» como hizo en torno a los Campos Elíseos el 1 de diciembre. «El ministro y las organizaciones sindicales han intercambiado sus análisis sobre la necesaria evolución de la gestión del orden público para hacer frente a estos comportamientos inadmisibles», indicó Interior.

Poco después, el presidente, Emmanuel Macron, realizaba una visita, no anunciada previamente, a la sede de la Prefectura de Puy-en-Velay (Alto Loira), incendiada el sábado tras una concentración de «chalecos amarillos», para expresar su apoyo personalmente a los agentes. GARA