Ingo NIEBEL
CONGRESO DE LA CDU

La CDU entra en la era post-Merkel

Hoy, 1.001 delegados de la Unión Cristianodemócrata alemana (CDU) tomarán una serie de decisiones que, tal vez, podrían ser históricas. No sólo elegirán a un o a una nueva presidenta poniendo fin a 18 años de liderazgo de Angela Merkel, sino también marcarán el rumbo político que deberá llevar a la primera fuerza política hacia nuevos objetivos.

Aunque la revista estadounidense “Forbes” haya elegido a la canciller alemana Angela Merkel por octava vez consecutiva como «la mujer más poderosa del mundo», ya no lo es dentro de su partido. Si tras la debacle electoral sufrida en Hesse no hubiera anunciado que no se presentaría a la reelección en este congreso, habría habido un golpe interno en su contra.

Merkel supo adelantarse al peor de los desenlaces que podría tomar su carrera política frente al partido y el Ejecutivo.

Ya después de las elecciones generales de setiembre de 2017, en las que obtuvo el peor resultado histórico para la CDU, se sabía que su liderazgo terminaría a más tardar al acabar la actual legislatura en 2021.

El cambio en la dirección de los democristianos se produce para recalibrar la posición política y, tal vez, ideológica del partido que Merkel ha llevado hacia el centro político, antes ocupado principalmente por el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y los Verdes.

De cara a 2021, la CDU quiere lograr dos objetivos estratégicos, primero, seguir siendo el partido más votado y, segundo, superar el límite del 40%, lo cual supone subir unos 10 puntos. La CDU debe responder a los retos de la actualidad, que pasan por la digitalización, por el paso de la era del petróleo a la energía eléctrica, y por el cambio climático y geopolítico.

Merkel ha sabido gestionar los problemas, pero sin solucionarlos. Así, la política ha entrado en una fase de inmovilidad que se transmite a todo el país.

A lo largo de noviembre, los tres candidatos con más probabilidades de suceder a Merkel han tanteado sus posibilidades y hasta dónde pueden llegar en las conferencias regionales. En los últimos días, pesos pesados del partido han hecho públicas sus preferencias.

La secretaria general de la CDU desde el pasado mes de febrero, Annegret Kramp-Karrenbauer –apodada AKK por los suyos–, acaba de recibir el apoyo del ministro de Hacienda Peter Altmaier y del exministro de Trabajo, Norbert Blüm, considerado como la «conciencia social» de la CDU. Su candidata cuenta con el apoyo de quienes prefieren un estilo político pausado como el de Merkel, pero recuperando ciertos aspectos que caracterizan a la CDU.

AKK se ha distanciado un tanto de la política de acogida de refugiados de la canciller. También se opone a que el matrimonio entre personas del mismo sexo tenga el mismo valor legal que el de los heterosexuales. Aboga por recuperar la «doctrina social cristiana» para hacer frente a la galopante desigualdad que vive Alemania.

Su principal competidor en esta carrera sigue siendo el banquero, inversionista y abogado Friedrich Merz, quien se apartó de las estructuras de la CDU al verse arrinconado por Merkel, dos años después de que esta accediera a la presidencia del partido. Entonces se pasó a hacer carrera en grupos de presión empresariales, incluida la presidencia en Alemania de Blackrock, el mayor gestor de activos del mundo. Ahora regresa de la mano del presidente del Bundestag, Wolfgang Schäuble, quien en el año 2000 tuvo que dejar la dirección de la CDU en manos de Merkel cuando se vio envuelto en un escándalo de financiación ilegal. A pesar de ello se ha mostrado leal hacia la canciller aunque ahora respalda a uno de sus peores rivales.

El tercer candidato, el ministro federal de Sanidad Jens Spahn, de 38 años, homosexual y partidario del matrimonio igualitario, ha sido el único al que se le ha invitado de retirarse de la carrera. Algunas de sus propuestas han gustado incluso menos que las de Merz.

La decisión de los delegados de la CDU afectará también a los demás partidos. Con AKK, el SPD podría seguir gobernando en la Gran Coalición aunque electoralmente no recuperaría el espacio conquistado por Merkel. Con Merz, los días del bipartito podrían estar contados.

Y tanto los liberales (FDP) como la xenófoba Alternativa para Alemania (AfD) podrían sufrir un trasvase de parte de sus votantes hacia la CDU. Sea como fuera, en adelante la mujer más poderosa del mundo dependerá del beneplácito de un partido que ya no controlará.