Corina TULBURE
ELECCIONES EN ARMENIA

La «revolución de abril» gana las elecciones del cambio

La alianza de Nikol Pashinián Mi paso gana las elecciones parlamentarias anticipadas con un 70% de los votos y lleva al Parlamento las demandas de la «revolución» armenia de abril. Con un 48% de participación electoral, los manifestantes que llenaron entonces las calles de Erevan ehan llegado al Parlamento con el objetivo de reformar el país.

Tras una campaña marcada por las intervenciones en directo en las redes sociales, la conocida figura del periodista Nikol Pashinián ha reafirmado su popularidad en las urnas: su formación, Mi Paso, logró el 70% de los votos. Pashinián llegó al poder tras las masivas protestas de esta primavera contra el Gobierno de Sersz Sargsián y en octubre convocó elecciones anticipadas al Parlamento, hasta ahora dominado por el antiguo Partido Republicano. La segunda opción más votada fue Próspera Armenia con un 8% de los votos, del magnate Gagik Tsarukyan, mientras que el Partido Republicano, que había estado décadas en el Gobierno, ha quedado fuera del Parlamento, al no conseguir el 5% mínimo necesario.

Las elecciones del domingo han sido históricas, al marcar el inicio de un sistema pluripartidista real. A diferencia de las pasados comicios, celebrados entre acusaciones de fraude y soborno electoral, «esta vez la gente sabe que ha votado en unas elecciones libres«, asegura María Karapetyan, una de las figura más conocidas de las protestas del pasado abril. «Sobre todo se ha ejercido la votación como un acto democrático. Con anterioridad, sobre el papel la gente veía democracia, separación de poderes o justicia, pero en realidad se trataba de un Estado autoritario», añade.

En este sentido, explica que estas elecciones han supuesto una continuidad con la «revolución de abril» y abrirán un periodo de transición hacia unas elecciones en las que compitan partidos políticos de ideologías distintas: «Más que unas elecciones con una agenda política, son las primeras elecciones libres en las que el electorado sabrá que su voto importa».

Tras décadas de estancamiento bajo el Gobierno de Sersz Sargsyán, se ha iniciado un dialogo político entre partidos, aunque no todos hayan tenido tiempo de consolidarse para las elecciones, a las que se han presentado once formaciones.

El viernes previo a las elecciones, el antiguo presidente de Armenia, Robert Kocharian, volvió a ser detenido. Ya lo había estado en julio, acusado por la represión violenta de las protestas del año 2008, que acabaron con la vida de 10 personas.

Pashinián ha anunciado que una de las prioridades del nuevo equipo será eliminar la corrupción. Ocurre que esta ha estado hasta ahora en el centro del funcionamiento de todas las instituciones. «La corrupción engloba a toda la sociedad y ha funcionado en todos los niveles», denuncia Varuzhan Hoktanya, de Transparency International Armenia.

Si erradicar la corrupción implica la creación de instituciones publicas independientes, uno de los procesos pendientes para el futuro equipo incluye la justicia transicional. La mayoría de los jueces fueron nombrados por el antiguo Gobierno y emitían sentencias abusivas en el pasado, incluidas violaciones de los derechos humanos.

Otra de las demandas que sacaron a la gente a la calle en abril fue la mejora de la situación económica. Con un cuarto de la población viviendo en condiciones de pobreza, la perspectiva para la mayoría de los jóvenes era emigrar a Rusia, por la cercanía y la facilidad del visado, o a Europa. No obstante, tras el cambio político no solo se ha detenido la emigración, sino que armenios de la diáspora quieren regresar al país para futuras inversiones económicas.

Pashinián ha apostado por medidas económicas concretas para paliar la situación social, entre ellas la bajada del precio del gas o del agua, así como de ciertos productos alimenticios.

Las elecciones han abierto un periodo de transición que involucra a toda la sociedad armenia. Por un lado, se ha divserdificado el reparto del poder, se ha llevado a cabo un cambio de las fuerzas políticas, al pasar de un sistema controlado por un partido único, el Partido Republicano, a un sistema pluripartidista. A la vez, la meta es iniciar las reformas para sacar a la economía fuera de las redes de corrupción: «Ahora la gente espera que se haga el trabajo» resume y advierte Karpatyan.