GARA
RAMALLAH

Palestinos e israelíes recrudecen su espiral de ataques en Cisjordania

Tiroteos y operaciones policiales, todos mortales, se sucedieron ayer en Cisjordania. Dos soldados y un bebé israelí, y tres palestinos murieron. La tensión se palpa, así como el temor a un nuevo ciclo de violencia incontrolada marcado por la venganza y la ley del talión.

La jornada de ayer fue especialmente sangrienta en Cisjordania. Horas después de que las fuerzas israelíes matarán en operaciones nocturnas que se desarrollaron en un plazo de seis horas a tres palestinos sospechosos de haber participado en diferentes ataques, un palestino tiroteó mortalmente en una estación de autobuses cercana al asentamiento ilegal de Ofra a dos soldados hebreos e hirió de gravedad a otros dos.

Esta sucesión de ataques, que podría inspirar a imitadores y conducir a un nuevo ciclo de venganza y aplicación del «ojo por ojo», venía precedida por el apuñalamiento de dos policías israelíes en la parte vieja del ocupado Jerusalén Este, que resultaron heridos aunque sus vidas no corren peligro, un intento de atropello de colonos y el tiroteo contra otro grupo de colonos el domingo que dejó siete heridos de bala, entre ellos una mujer embarazada a la que tuvieron que practicar una cesárea de emergencia y cuyo bebé falleció ayer, a los cuatro días.

Por su parte, la agencia oficial de noticias palestina Wafa informaba que las fuerzas especiales israelíes rodearon y asaltaron una casa en el campo de refugiados de Askar, al norte de la ciudad de Nablús, y mataron a Ashraf Naalweh, de 23 años. Tras una operación de «caza» de dos meses al hombre sospechoso de ser el autor del tiroteo que mató a dos israelíes cerca del asentamiento de colonos de Ariel, finalmente ayer fue abatido, y como es práctica común de los israelíes, sus fuerzas se llevaron consigo el cadáver.

Netanyahu promete respuesta

Durante otra operación israelí desarrollada en la madrugada de ayer, Salah Omar Barghouti, de 29 años e hijo de uno de los líderes de Hamas en Cisjordania, fue muerto a tiros mientras conducía su taxi en Surda, al norte de Ramallah. También su cadáver fue tomado como trofeo por los israelíes, mientras que la residencia de Barghouti fue asaltada, y su padre y sus hermanos fueron detenidos. El Shin Bet, el servicio de seguridad interna de Israel, informó que era sospecho de ser el autor del tiroteo –o el conductor del autor– que hirió el domingo a siete colonos cerca de Ofra, donde se produjo el atentado mortal contra soldados israelíes.

Además de estos ataques mortales, las fuerzas israelíes detuvieron en la jornada de ayer a 38 palestinos en Cisjordania y Jerusalén Este. Todos estos tiroteos y operaciones policiales han hecho que la tensión en Cisjordania haya llegado a un punto muy crítico.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, salió a escena poco después de que el hospital de Jerusalén confirmara la muerte del bebé, y en una declaración dirigida a la prensa extranjera prometió, en tono serio y amenazante, que todos los autores e instigadores de estos ataques serán hallados, detenidos y que se haría «justicia».

Adelantó, asimismo, que reforzará las medidas de seguridad, entre ellas la de una mayor presencia del Ejército en Cisjordania, multiplicar la detención preventiva de los miembros de Hamas y seguir con la demolición de las casas de los palestinos implicados en los ataques. «Piensan que pueden echarnos de nuestra tierra –declaró– pero no lo conseguirán, responderemos acelerando la construcción de nuevos asentamientos».