El Gobierno de Ankara aseguró que, en el transcurso de una conversación telefónica, los presidentes estadounidense, Donald Trump, y turco, Recep Tayyip Erdogan, «se han puesto de acuerdo para asegurar una cooperación más eficaz sobre Siria». Este anunciado acuerdo se da en un contexto muy volátil tras las nuevas amenazas de Erdogan sobre el lanzamiento en los próximos días de una operación militar en el norte del país árabe contra la milicia kurda de las Unidades de Protección Popular (YPG), núcleo de la alianza de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), que luchan contra el Estado Islámico (ISIS) en sus últimos feudos.

Washington apoya a las YPG, consideradas como una sucursal del PKK por parte de Ankara, y da cobertura aérea a las FDS.

Según fuentes de la Presidencia turca, Erdogan «trasladó las inquietudes legítimas en torno a la seguridad que tiene Turquía sobre la presencia y actividades terroristas» de las YPG al otro lado de la frontera.

«O les sacáis o entramos»

Erdogan, que desde 2016 ha lanzado sendas ofensivas contra los kurdos en Siria, reiteró ayer sus amenazas y sus críticas a EEUU, al que acusa de incumplir su acuerdo de colaboración en torno a la ciudad de Minbej.

Pese a que el Pentágono advirtió de que «una acción militar unilateral en una zona donde podría estar presente personal americano es muy inquietante», Erdogan respondió reiterando su advertencia. «O limpiáis la ciudad y les hacéis salir (a las YPG), o entramos en Minbej».

Ankara exige la retirada de las YPG tanto de Minbej (ribera este del Éufrates) como de sus posiciones en la ribera este, donde sigue luchando para expulsar al ISIS de sus últimos reductos en el noreste de Siria.

Fuera de su penúltimo feudo

Los kurdos y las FDS lograron expulsar ayer de su feudo de Hajine a los yihadistas del ISIS. Se trata de una importante victoria para erradicar definitivamente al ISIS, pues les deja sin una de sus últimas grandes localidades. Con cobertura de bombardeos de EEUU, la ofensiva, que comenzó el 10 de setiembre, se ha saldado con la muerte de 900 yihadistas, 500 milicianos de las FDS y más de 320 civiles, según el balance del opositor OSDH.

A los yihadistas les queda un sector del desierto sirio que va desde el centro del país hasta la provincia de Deir Ezzor.