GARA
RYAD

Ryad acusa al Senado de EEUU de injerencia por el «caso Khashoggi»

Arabia Saudí acusó al Senado de Estados Unidos de «injerencia flagrante» por haber responsabilizado al príncipe heredero, Mohamed bin Salman, de la muerte del periodista Jamal Khashoggi. Pese a las críticas, subrayó los profundos vínculos entre aliados.

Arabia Saudí respondió con una enérgica condena al Senado de Estados Unidos por haber responsabilizado al príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, de la muerte del periodista Jamal Khashoggi, el pasado 2 de octubre en el consulado de su país en Estambul.

El Gobierno saudí rechazó «categóricamente» la iniciativa de los senadores estadounidenses, formulada el pasado jueves, y la consideró una «injerencia flagrante» en sus asuntos internos, aunque moderó el tono de su crítica al subrayar al mismo tiempo los lazos de amistad que unen a Washington y Ryad.

Las autoridades de Ryad han pasado de negar el crimen a ofrecer una explicación que implicaba a sus agentes, pero han advertido de que en ningún caso permitirán la implicación de la Corona en el crimen.

«El reino rechaza categóricamente cualquier injerencia en sus asuntos internos, cualquiera y todas las acusaciones, de cualquier manera, que falten el respeto a sus líderes, el guardián de los dos lugares santos (el rey) y el príncipe heredero, y cualquier intento de socavar su soberanía o disminuir su estatura», afirmó el Ministerio de Exteriores en un comunicado.

El Gobierno saudí consideró que los senadores se basaron en «afirmaciones y alegatos sin fundamento» para adoptar su decisión, aprobada por unanimidad el pasado jueves, y en la que se responsabiliza al príncipe heredero de la muerte del periodista.

La resolución fue promovida por un grupo de senadores descontentos con la tibia respuesta del presidente, Donald Trump, frente a Ryad. Trump sigue defendiendo al régimen saudí como el gran aliado de EEUU en la región y se ha opuesto a que la muerte del periodista modifique las relaciones entre ambos países, socios estratégicos y económicos. La iniciativa de los senadores estadounidenses, si es refrendada por la Cámara de Representantes, dará un plazo de 30 días a Trump para retirar las tropas de su país desplegadas en Yemen en apoyo a la coalición liderada por Arabia Saudí que participa en al guerra desde 2015.

En relación la muerte de Khashoggi, el Ejecutivo saudí reiteró que lo considera como un «crimen deplorable que no refleja la política del reino ni sus instituciones». La Fiscalía saudí ha acusado formalmente a once personas, pero también ha descartado por completo cualquier participación del príncipe Mohamed.

A las críticas de Ryad se unió también el Consejo de la Shura. Este organismo asambleario, pero dotado apenas de funciones consultivas, rechazó «categóricamente» que se exponga al rey Salman y a su hijo a cualquier crítica, y que se socave la soberanía del reino. «La política interna de EEUU no puede ser un espacio» en el que se hable de Arabia Saudí «afectando a las relaciones históricas y estratégicas entre los países amigos», afirmó el secretario general del Consejo de la Shura, Mohammed Dakhail al-Mutiri.

A pesar del endurecimiento del tono hacia Washington, el Gobierno saudí recalcó su compromiso con su tradicional «aliado y amigo» y subrayó los profundos vínculos estratégicos, políticos, económicos y de seguridad que los unen.