Marko Sierra
IBILIZ IBILI

Castillos Navarros en Bizkaia (IV)Matxitxako, Gaztelugatxe, Asnabarra y Burgoa

Poco a poco, el colectivo montañero de Bizkaia y de toda Euskal Herria, conocedor del apelativo “monte bocinero” (aquel desde el que, con luz y sonido, se convocaba a Juntas de Bizkaia), va reconociendo el emplazamiento de los castillos navarros en Bizkaia.

Sus atalayas defendieron el Reino, y albergaron castillos terrestres y navales. Del Ibaizabal del anterior ibiliz, saltamos en éste a los confines de Urdaibai, para superado el promontorio, “redescubrir” la posición de un castillo sobre una peña, Gaztelugatxe, vigía del oeste de Bizkaia en su tramo de Uribe-kosta, desde Matxitxako hasta Villano.

“Zarpamos” por la carretera rumbo al cabo de Matxitxako, promontorio con dos faros: el “nuevo” grande y el pequeño “viejo”, donde contaremos sendas historias, una “nueva” y una “vieja”. Desde el viejo faro (hoy observatorio de aves y cetáceos), descendemos por una senda, en trayecto de ida y vuelta, al extremo N del cabo, atravesando antes de llegar a las rocas, un verde herbazal del acantilado que, como otros de la costa vasca, alberga una especie de flora única y genuina de nuestra costa: la armeria euscadiensis.

De faro a faro una senda asciende por la médula del promontorio, superando vueltas y revueltas, y dejando a la izda. una construcción, para llegar por firmes varios a la carretera. La mirada al mar y a la historia es inevitable. Este faro fue testigo en 1937 del intento del mercante vasco «Galdames» de llevar de Baiona a Bilbo toneladas de monedas de níquel acuñadas en Bélgica para Jaurlaritza.

«Gipuzkoa», «Bizkaia», «Nabarra» y «Donostia», cuatro bous de la Marina de Guerra de Euskadi, salieron para escoltarlo, mientras que de Ferrol salió el «Canarias», el más importante de la Marina Nacional española, para impedir dicha llegada. El mal tiempo complicó la operación, siendo el «Nabarra», en esta zona, el que, pese a la desigualdad de fuerzas, dio más batalla contra el «Canarias», hasta que éste, hundió el «Nabarra». Decenas de muertos.

Ya sobre la carretera, volvemos a salir del asfalto, y en paralelo a ella, avanzamos hasta un área de descanso. Junto a él y tras la valla avanzamos por la antigua carretera, hoy desmoronándose, dejando a la izda. la salida de una pista. Así llegamos a la escultura de Basterretxea, que homenajea a los gudaris de la batalla de Matxitxako.

Al poco avistamos Gaztelugatxe y un punto de control, donde realizaremos un giro a derecha en descenso, que en pocos metros se acompaña de otro a izda. La consigna será ahora: aprender qué es el Biotopo Natural Protegido de Gaztelugatxe, conocer su normativa, sus fuentes, redescubrir la isla de Aketx o Aketze, obviar sendas salidas ascendentes a izda., para situarnos bajo la peña. En torno al castillo-iglesia el panel reza: «La existencia de un castillo viene documentada en el año 1053, durante el reinado del rey de Navarra García III, hijo de Sancho III el Mayor, cuando a través del tenente Eneko Lupiz y su mujer Toda se dona Gaztelugatxe, entonces llamado Sancti Johanis de Castiello, al monasterio de San Juan de la Peña (hoy en Aragón)». Además, dicho panel cita nuevas menciones posteriores. Subimos por sus contados escalones, disfrutamos, gozamos, tocamos los cimientos del castillo y con la campana…, bajamos.

Retroceder es ascender y en la primera desviación por camino empedrado ascendente, subimos y llegamos a la desviación de Eneperi y a su mirador, en ida y vuelta. Aquí, mirando hacia arriba, el vértice de Asnabarra asoma junto a sus antenas. Continuamos el ascenso y llegamos al jatetxe y por debajo de su parking inferior, nos aventuramos para llegar al mirador más desconocido, al más panorámico del entorno, en Gaztelubegi, en recorrido en ida y vuelta. Su localización requiere poner un ojo especial en el plano, para admirar Gaztelugatxe. Ascendemos a la carretera y buscamos en la traza, las marcas rojiblancas de la GR al otro lado de la carretera. Tras ella, debemos seguir al frente en la primera desviación y girar a la izda., en la segunda.

Siempre en ascenso, giro a dcha., y paralelo a la carretera de la izda., llegamos a una pista, donde giramos a la izda. Metros después emergen del horizonte: a la izda. el “vértice” de Asnabarra, al centro su cima principal, y a dcha. Burgoa. Continuamos en ascenso y avistamos una desviación a derecha, junto a la señal GR. Afrontamos por la izda. y rodeamos la antena cimera, en busca del buzón perdido. Entre la valla, la antena, el matorral… parece querer borrarse la afición por la montaña. Asnabarra (434m.).

Retrocedemos a la citada desviación y continuando la traza previa, alcanzamos un discreto collado y afrontamos hacia la cima de Burgoa (451m.), que en rápido ascenso alcanzamos. Las vistas son amplias y con tiempo despejado alcanza numerosos montes y valles de la fachada atlántica de Euskal Herria.

Entramos así en el tramo final de la excursión. Retrocedemos hacia Asnabarra, y justo antes de la subida final, giramos a derecha por lo que parece, y es, la traza de un todo terreno, por encima del gaseoducto, no visible. Enseguida, giramos a la izda. por el interior de una pequeña repoblación de pinos, que sale a pista asfaltada y por ella y por su izda. continuaremos un par de minutos más.

Así veremos una desviación a dcha., por la que continuamos pese a que parece cerrarse, que continua con el descenso por la médula espinal de Matxitxako, límite occidental de Urdaibai, que nos va a llevar directamente a la carretera por encima de los citados faros. De ahí a los faros, pocas luces necesitamos: continuamos el descenso y junto al viejo faro, por terreno conocido, llegaremos al lugar donde hayamos dejado el coche.