Aritz INTXUSTA
LA HUERTA DE PERALTA EN LUCHA

«HOKOKE, HOKOKE. DAMUN FI OROKE. LAN HANSAHA LAU ADMUNI»

EN HUERTA DE PERALTA SE APRENDEN NUEVOS LEMAS Y LAS CONSIGNAS DE SIEMPRE SUENAN DISTINTAS. UNOS INVERNADEROS LLENOS DE INMIGRANTES SE HAN LEVANTADO CONTRA LA CAZA DE BRUJAS DE LOS SINDICALISTAS QUE DIGNIFICARON SUS CONDICIONES LABORALES. EL MIEDO A QUE LA MECHA PRENDA MANTIENE EN VILO A LA CASTA TERRATENIENTE.

Dos huelguistas de Huerta de Peralta abren el capó de un Seat con la luna helada. Uno lo enciende y el otro coloca las pinzas que dan vida a un altavoz. “Hokoke, hokote. Damun fi oroke. Lan hansaha lau adamuni”, empieza a sonar. Significa lo siguiente: “Mis derechos son la sangre en mis venas. No los olvidaré aunque me maten”.

Banderas rojas de LAB, empiezan a agitarse con el ritmillo. Un piquete de unas 200 personas trata de sacudirse el frío de encima con las consignas. Al otro lado de la estrecha carretera que une Azkoien con Martzilla está la puerta de los invernaderos de la empresa Huerta de Peralta. La protegen veinte forales de uniforme negro. Su número se duplicó con el corte de carretera.

La pelea contra los siete grados bajo cero se disputa también sobre unas mesas. Tés y dulces agasajan a las decenas de solidarios que ha conseguido reunir el sindicato en apoyo a una pelea por la readmisión de cuatro empleados. Otro trabajador en huelga sirve café hirviendo con un cazo mientras anima a probar los pasteles que prepararon anoche. Dice, con una sonrisa agradecida, que todos están muy buenos.

En un aparte, Houssine Yagoubi, líder de los trabajadores en lucha, explica que es el décimo día de huelga. Espera que, a lo largo de la jornada, la empresa conteste a la propuesta que ha realizado el comité de huelga. Es un día importante. La secretaria general de LAB, Garbiñe Aranburu, ha acudido a respaldar a su delegado y presidente del comité. Al responsable del sindicato en Nafarroa, Imanol Karrera, los antidisturbios le intentaron arrancar los pendientes entre amenazas el día anterior, cuando formaba parte de un muro humano para impedir la entrada de camiones.

Los camiones suelen llegar a eso de las 9.30. Justo antes, todos saltan a la carretera y la cortan. La orden en árabe pilla a los forales por sorpresa. Huelguistas y solidarios se abrazan y entrelazan sus cuerpos. Aguardan porrazos a sabiendas de que, con el frío, picarán. Pero no hay cargas. El bochorno de actuaciones anteriores frena a los forales. Todos comentan que ha habido una orden de arriba.

Manifestación en Azkoien

El campamento se levanta para manifestarse por Azkoien. Paisanos de los huelguistas aparecen y se colocan tras la pancarta. Aun así, la mayoría de los 350 que marchan no son magrebíes. La manifestación corea lemas mestizos en euskara, árabe y castellano. “Huerta de Peralta, borrokan” y “Hokoke” se imponen al resto, aunque también se oye “Nativa o extranjera, la misma clase obrera”. Las consignas esconden una reivindicación de siempre: readmisión de sindicalistas y pago de horas. Cuatro despedidos quieren volver a puestos que nadie quiere. No quedan ya nativos agachándose a por lechugas y brotes.

Al terminar la marcha, el delegado de LAB dice a los huelguistas que son un ejemplo para otros inmigrantes que soportan una semiexclavitud bajo los invernaderos. Y es verdad. Por eso los terratenientes navarros tienen el corazón en un puño. Ya por la noche, Yagoubi recibió una respuesta negativa. La huelga sigue. Hay caja de resistencia.