El movimiento feminista de Euskal Herria ha presentado esta semana la convocatoria de huelga para el próximo 8 de marzo, que este año se extenderá a toda la jornada y que se focalizará en los ámbitos de los cuidados, el empleo, los pensionistas, los estudiantes y el consumo. El sindicato LAB celebró ayer una asamblea de mujeres tras la cual su secretaria general, Garbiñe Aranburu, anunció que la central se suma a la huelga.

«Las mujeres padecemos una discriminación estructural dentro del actual sistema que nos explota, nos oprime y nos mata», denunció Aranburu. En este contexto de «precarización de la vida de las mujeres», golpeadas por la violencia machista y la desigualdad en ámbitos como el laboral, la central abertzale considera necesario salir a movilizarse junto al movimiento feminista.

Aranburu puso en valor el trabajo del feminismo en los últimos años, también en el ámbito del sindicalismo: «La respuesta social es cada vez mayor. Cada vez más, nos organizamos, tejemos redes entre nosotras y unimos nuestras fuerzas. Durante los últimos años y principalmente durante el último año, el movimiento feminista se está reforzando. En el mundo laboral están aumentando las luchas sindicales en los sectores feminizados y esta lucha está dando sus frutos», indicó.

Advirtió, no obstante, que, consciente del potencial del movimiento feminista, «el sistema capitalista está utilizando dos vías para neutralizar ese avance». Y explicó que «lo hace de forma sibilina o con un ataque más directo: hace suyo nuestro discurso, nuestras denuncias y nuestras reivindicaciones, con el objetivo de asimilar y neutralizar nuestra lucha. Y, al mismo tiempo, se está dando un auge de la ultraderecha y el fascismo que atacan de forma más directa al feminismo, recurriendo a mentiras si hace falta hasta el punto de negar la violencia machista», apostilló.

Ante ello, incidió en la importancia de la huelga y destacó el objetivo de poner en el centro los cuidados y los trabajos no reconocidos. Desde su ámbito concreto, subrayó la discriminación en contratación y condiciones laborales que sufren las mujeres, la falta de medios para la conciliación y la corresponsabilidad, la violencia en el ámbito laboral o la carencia de planes de igualdad en las empresas. «La huelga feminista tiene la virtud de mejorar las condiciones para poder activar luchas con estos objetivos», afirmó en un llamamiento a sumarse.