Cándido Erro y Mertxe Urzainki
Kontuz!
KOLABORAZIOA

Un año de un despido ideológico ordenado por la Guardia Civil

Hace un año que denunciamos el caso de corrupción que la Guardia Civil ha protagonizado contra nuestro compañero Patxi Zamora, despedido de su puesto de trabajo tras más de 31 años, sin motivación alguna, tan solo la de castigar a quienes, tras un concienzudo trabajo de investigación periodística, se atrevieron a denunciar públicamente lo ocurrido en Caja Navarra, y otros casos de corrupción anteriormente, y quien, en el caso de Patxi, además, cometió el «extraño» delito de presentarse a las elecciones en una candidatura contraria al Régimen de UPN/PP/PSN, que campaba a sus anchas por Navarra convirtiéndola en su cortijo particular.

Kontuz creo ilusión, animó a la movilización, el «Cambio» ganó la primera batalla electoral y temen revalide sus resultados en las próximas. Por eso, Kontuz es uno de sus objetivos y se han ensañado con nuestro entonces portavoz. Su despido es una canallada y un hecho que visualiza la escasa calidad democrática del estado donde vivimos. ¿Cómo es posible que una persona pierda su trabajo sin motivación alguna por orden de la Guardia Civil?

No errábamos cuando denunciamos a la Guardia Civil como responsable. 8 meses nos costó saber por vía judicial que fue, más concretamente, el Servicio de Información de la Guardia Civil, el que provocó el despido (el Ministerio del Interior había dado el visto bueno a Patxi pocos días antes). Sus «razones»: su posible «proximidad» a «entornos», «potencialmente peligrosos». Y ni una prueba, ni documento alguno, ¡nada! que avale estos 4 etéreos conceptos aplicables a cualquiera de nosotros.

La jurisprudencia afirma que la «carga de la prueba» recae en quien acusa, en este caso la Guardia Civil, y esa frase es toda su argumentación contra una persona que, como reconocen el propio Ministerio de Justicia y el de Interior, carece de antecedentes penales ni policiales, y que ha desarrollado su labor en su empresa, a la que accedió por el sistema de oposiciones, sin tacha alguna durante más de 31 años.

Hoy, seguimos envueltos en su entramado jurídico «trampa», con una única cosa clara: que el despido se hizo efectivo hace un año y aún no han explicado por qué.

La incansable labor de Kontuz en la denuncia de este caso de corrupción, nos ha llevado a conseguir una enorme ola de solidaridad que agradecemos: el sindicato de tripulantes al que pertenece Patxi; la mayoría sindical de Navarra; los cuatro partidos que sustentan el Gobierno de Navarra; el Parlamento vía Declaración Institucional; distintas formaciones políticas que siguen insistiendo en luchar contra esta injusticia en el Congreso y Senado españoles y en el Europarlamento, donde la propia Comisaria del ramo ha remarcado las normativas comunitarias para evitar la arbitrariedad en casos como el que nos ocupa; más de 100 periodistas y, lo más importante, la ciudadanía navarra con sus continuas muestras de afecto y su aportación económica para sustentar la compleja y larga lucha jurídica.

¿Y qué nos hemos encontrado en estos meses de trabajo de denuncia?

Con el «efecto corruptor» de los componentes de la famosa teoría de los quesitos, que preconiza la unión de UPN/PP con el PSOE, para contrarrestar a quienes creemos en un sistema democrático que proteja a la ciudadanía y que no utilice sus herramientas (la Guardia Civil en este caso) para perseguir y destrozar la vida a quienes se atreven a denunciar las tropelías que cometen.

¿Por qué decimos esto? Porque Kontuz ha hablado, y mucho, con dirigentes de estos partidos, incluso con los responsables ministeriales (personalmente con Zoido y la asesora de Marlaska), antes del PP y ahora del PSOE y, ante la evidente arbitrariedad que se está cometiendo, se vieron obligados a prometer una respuesta que, a día de hoy, seguimos esperando.

La Guardia Civil ha dejado claro que está por encima del sistema democrático y que funciona como un estado dentro del estado. Y eso refleja no solo el abuso del Estado de Derecho que se comete en este caso, sino la inexistencia de un sistema democrático como tal. Sus mentiras ni siquiera les incomodan, la distinción entre verdad y mentira se torna irrelevante, a ninguno de estos partidos (UPN/PP, PSOE) les importa el desprecio, la mala intención y la falta de rigor de la Guardia Civil, ni la vulneración de derechos (de opinión, de expresión, a trabajar) ni que hayan tramado esa argamasa de ficción, ese montaje para castigar a quienes denunciamos la corrupción.

No lo vamos a consentir. Vamos a seguir peleando y denunciando. No nos asustan ni Barcina ni Pizarro ni Cospedal ni Fernández Díaz, ni el hijo predilecto de la Benemérita, Martí-Fluxá, ni Goñi y sus servicios de seguridad, al más puro estilo «Villarejo». Llegaremos a donde haga falta para desmontar su canallada, revertir esta situación y, exigiendo «luz y taquígrafos», para descubrir a los autores materiales de este grave caso de corrupción.

Por el momento, estamos a la espera de la sentencia de nuestra demanda contra la Dirección General de la Guardia Civil en el tribunal de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, y de la presentada en el juzgado de lo Civil contra AENA.