GARA
BRUSELAS

Bélgica, al ralentí durante una huelga general de 24 horas

El espacio aéreo cerrado, el resto de transportes perturbados, piquetes por todo el estado: Bélgica estuvo prácticamente paralizada durante la jornada de ayer a consecuencia de la huelga general convocada por los principales sindicatos para obtener subidas salariales.

Las administraciones públicas, el transporte, correos, los colegios, los hospitales o la recogida de basuras, así como empresas y centros comerciales, se vieron afectados por la huelga de 24 horas que comenzó a las diez de la noche del martes.

«El movimiento de protesta tiene un amplio seguimiento en todos los lugares y en todos los sectores», aseguró por la mañana la secretaria general del sindicato CSC, Marie-Hélène Ska, a la emisora Bel-RTL, según recogió AFP. «Los trabajadores están diciendo que tienen que ser respetados, que aspiran a vivir dignamente, no solo a sobrevivir», añadió Ska.

«Sindicatos y patronales deben volver a la mesa de negociaciones; la huelga no resuelve nada», indicó, por su parte, el primer ministro, Charles Michel, en un comunicado en el que también expresó su «agradecimiento a todos los que están trabajando hoy».

La huelga afectó notablemente al transporte colectivo de todo el reino, particularmente en Bruselas, donde muchas líneas quedaron anuladas. La compañía ferroviaria SNCB también anunció la supresión o modificación de recorridos, aunque cerca de la mitad se mantuvieron activados para cumplir con los servicios mínimos.

El espacio aéreo belga quedó prácticamente cerrado. La empresa encargada del control de este tráfico, Skeyes, había anunciado el martes que no autorizaba ninguna llegada o salida de aviones debido a que no podía determinar con certeza cuáles de sus empleados acudirían al puesto de trabajo.

Ningún avión que volase por debajo de 8.000 metros, el espacio controlado por Skeyes, estaba autorizado a sobrevolar territorio belga. Solamente podían hacerlo los vuelos gubernamentales, militares y de urgencias.

Solo en el aeropuerto de Charleroi, donde opera Ryanair, se cancelaron 400 vuelos.

«Lo nunca visto»

La agencia de noticias Belga dio cuenta de un centenar de piquetes que se organizaron por todo el estado, como en varias plantas químicas del puerto de Amberes, el pulmón económico del país, o en las zonas industriales de Limburgo. En empresas metalúrgicas y textiles, la tasa de participación era «lo nunca visto», según indicó William Van Erdegehem, presidente de CSC Metea, que afirmó que 600 factorías se vieron afectadas.

El llamamiento a la huelga lanzado por los tres grandes sindicatos de Bélgica –FGTB (socialista), CSC (cristiano) et CGSLB (liberal)– estaba dirigido tanto al sector público como al privado. El detonante fue la ruptura de las negociaciones con la patronal sobre la cuestión salarial para 2019 y 2020.

Los responsables de los sindicatos consideran insuficiente una subida del 0,8% (además de la indexación automática, calculada sobre el aumento del coste de la vida) prevista por el Consejo Central de la Economía, órgano consultivo que asesora al Gobierno y al Parlamento, y cada dos años elabora un informe previo a la negociación del acuerdo interprofesional.

Además, esta huelga se ha desarrollado en un especial contexto político, ya que el Gobierno de Michel se encuentra en funciones desde diciembre, a la espera de las elecciones que se celebrarán a finales de mayo.