Aritz INTXUSTA
DONOSTIA

Ningún preso de EPPK en tercer grado, ni con todo a favor

A punto de concluir la legislatura estatal, la cuestión de la progresión de grado muestra que los hechos del Gobierno del PSOE y los tribunales han estado muy lejos de sus palabras. Solo se han aceptado tres peticiones de pasar de primero a segundo grado frente a 69 denegaciones. Y no hay un solo preso de EPPK en tercer grado, pese a casos tan clamorosos como el del barañaindarra Xabier Sagardoi, según denunció ayer Sare.

Xabier Sagardoi fue detenido en 2013 para cumplir una condena de seis años por pertenencia a Segi. Tras ser clasificado en segundo grado en la prisión de Iruñea, fue trasladado a Soria. En estos años no ha tenido ninguna falta, cuenta con 17 informes favorables y ha disfrutado de permisos sin incidencia alguna, así que en diciembre la Junta de Tratamiento de la cárcel soriana solicitó por unanimidad su paso a tercer grado. Pero sin embargo, todo apunta a que acabará condena sin conseguirlo. Es el ejemplo más significativo de la realidad existente: pese a las palabras del Gobierno del PSOE sobre una política carcelaria diferente, la legislatura toca a su fin sin que haya un solo preso de EPPK en tercer grado.

Ahondando en el caso de Sagardoi, Instituciones Penitenciarias ha incumplido el plazo de respuesta, fijado en dos meses, y ha pedido una prórroga por otros dos meses más. «Esta posibilidad legal, como tal, existe pero es para casos muy excepcionales, no para alguien con un expediente tan claro como Sagardoi», señaló ayer su abogada, Jaione Karrera. Esa prórroga esconde una treta, pues Sagardoi agotará su condena el 6 de abril, de modo que Instituciones Penitenciarias la puede usar para no verse en la obligación de conceder, por primera vez, ese tercer grado que abriría camino.

Lo ocurrido con la progresión de grados es significativo de la posición del Gobierno Sánchez. Inaxio Oiartzabal y Joseba Azkarraga, en nombre de Sare, tacharon de «fiasco» estos ocho meses y dejaron claro que las ilusiones iniciales se han desvanecido. De las peticiones de progresión de primer a segundo grado resueltas en este tiempo, solo se han aceptado tres y se han denegado 69. Hay otros 43 presos que siguen sin respuesta.

Más números: de los 211 presos del EPPK a día de hoy en el Estado español, el 84% se encuentra en primer grado desde su encarcelamiento. Resulta absolutamente excepcional puesto que de todo el conjunto de presos en las cárceles españolas, solo un 2,1% permanece en este régimen. La red denunció que esta situación «no era aceptable cuando ETA existía y mucho menos lo es ahora».

Sare subraya los motivos «ideológicos o políticos» en esa denegación de la progresión de grados. Y recuerda que esta decisión va contra la voluntad de las instituciones de Euskal Herria y la unanimidad de los sindicatos y resulta «contraria a las declaraciones que tanto el ministro del Interior como el presidente, Pedro Sánchez, han realizado en repetidas ocasiones. Todo se ha quedado en eso: palabras, palabras y palabras que nada tienen que ver con una política valiente y humana en relación a los presos».

Sare censuró también que de 19 presos enfermos, según sus números, 12 siguen todavía en primer grado. En cuanto a los 34 que sí han accedido al segundo grado, la mayoría ha alcanzado esta situación cuando su condena está a punto de terminar. Y son una excepción también en ese bloque: de los 22 presos a los que les faltan menos de dos años para terminar su condena, 16 siguen en primer grado.