Janina PÉREZ ARIAS
Entrevista
CRISTINA GALLEGO Y CIRO GUERRA
DIRECTORES DE CINE

«El del narcotráfico es un tema tabú en la filmografía colombiana»

Con «Pájaros de verano», estrenada en el Festival de Cannes, los directores abordan la génesis del tráfico de cannabis en La Guajira colombiana, hecho que originó la llamada bonanza marimbera. Esta es una historia basada en hechos reales la cual jamás había sido llevada a la gran pantalla. Se estrena hoy en Euskal Herria.

Después de lograr una nominación al Óscar en 2016 por “El abrazo de la serpiente” como mejor película de habla no inglesa, a Ciro Guerra (Río de Oro, 1981) le llovieron muchas ofertas para rodar fuera de Colombia. Sin embargo, esas otras cinematografía y nombres de peso en la industria tuvieron que esperar ya que junto a su pareja sentimental, productora y en el más reciente filme co-directora Cristina Gallego (Bogotá, 1978), les tocaba hacer realidad una historia que venían pensando desde hacía muchos años, “Pájaros de verano”.

Estrenada en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes, protagonizada por Natalia Reyes, José Acosta y Carmiña Martínez, el dúo Gallego-Guerra relata en “Pájaros de verano” la génesis de la llamada bonanza marimbera, la cual se refiere al origen de la comercialización y exportación de la marihuana en los años 70 en la inhóspita región de La Guajira y a manos de la etnia wayúu.

¿Cuál el punto de partida de «Pájaros de verano»?

Cristina Gallego: Hace 10 años rodamos parte de “Los viajes del viento en La Guajira”; trabajamos con actores naturales, algunos de ellos marimberos reales (comerciantes de marihuana), que nos contaron muchas historias de la bonanza marimbera (entre 1975 y 1985, época en la que muchas familias de la región se lucraron por el cultivo, comercialización y exportación del cannabis). Notamos en esos narradores orgullo de haber sido parte de ese momento, además de sentirse felices de hacer vivido esa especie de época dorada, aunque hoy en día se relaciona todo eso con el mundo oscuro del narcotráfico y de la criminalidad. Antes de que se declarase al guerra contra el narcotráfico, la droga constituía un producto más que al generar cantidades de dinero tan exorbitantes, alimentó la corrupción en todos los niveles.

¿Qué les llevó a abordar un tema tan sensible sobre todo para la sociedad colombiana?

C. Gallego: Nos preocupaba encontrar la manera correcta para hablar de ese tema. Durante muchos años escuchamos todas las cosas que se hicieron en Colombia relacionadas al narcotráfico, pero cuando ves la filmografía colombiana, puedes contar con los dedos de la mano las películas que tratan a fondo ese tema; son más bien historias que han sido contadas fuera del país, entonces nos preguntamos por qué siendo nosotros los protagonistas no se había abordado ese tema. La verdad es que es un tabú y necesitamos romper con él en la medida en que lo convirtamos en un tema de conversación.

¿Por qué decidieron construir la película siguiendo la base de los cantos jayeechi?

Ciro Guerra: Los wayúu cuentan sus historias a través de las canciones jayeechi, son como su literatura y a través de ellas se mantienen vivos sus mitos. Muchas de las historias de la bonanza marimbera han sido narradas a través de esas canciones. A medida que aprendíamos más y más de los cantos jayeechi, decidimos que el filme estuviese influenciado por los mismos. Personalmente me interesa mucho cómo podemos usar los mitos para ponerle orden a un mundo caótico con la finalidad de hallar un significado y un sentido. Al tomar esta decisión, se puede decir que esta película es cine jayeechi.

¿Cómo lograron transmitir la cultura wayúu sin que resultase muy instructivo?

C. Gallego: Cuando nos acercamos a los wayuu lo hicimos desde la posición de alijunas (vocablo wayuu para designar a quienes no son indígenas). No somos antropólogos ni etnógrafos sino gente de cine, de manera que al ver sus códigos de comportamiento nos dijimos que sería un entorno perfecto para desarrollar una película de gansters; para poner un ejemplo, el palabrero, que es una especie de mensajero en esa cultura, es como el consigliere que hemos visto en los filmes de mafia. Lo que hicimos fue tratar de entender esa cultura a través de lo conocido para entonces establecer relaciones. Por ejemplo, el mundo de (Gabriel) García Márquez, que conocemos muy bien, está influenciado por la cultura wayúu, en él están presente los sueños, la relación con los espíritus y con la muerte. Tratamos pues de echar mano a ciertas herramientas para tratar de entender la cultura wayuu; sin embargo, después de haber estado allí, convivir con ellos y de conocer a su gente, resulta imposible entenderla del todo, porque los wayuu tienen muchas mitologías diferentes, incluyendo una sobre el uso de las armas de fuego. Es una cultura que no puedes descifrar completamente porque incluso ellos no la entienden en su totalidad.

¿En qué se diferencia «Pájaros de verano» de otras películas de este género?

C. Guerra: Tomamos la decisión de rodar las secuencias de violencia al contrario de como suelen ser filmadas. No quería crear agitación a través de la violencia ni otorgarle relevancia. Para nosotros era importante hacer énfasis en las consecuencias para el autor del crimen, en qué o en quién se transforma cuando asesina. Le critico mucho a este género que siempre tienda a glorificar al criminal, porque no se plantean abordar a una figura como Pablo Escobar sin convertirlo en un héroe, alejándose entonces del significado real de la historia.

Al estar este filme inspirado en hechos reales ¿cuál ha sido el destino de los wayuu?

C. Guerra: Aprendieron una lección de aquel tiempo. Cuando el Cartel de Medellín llegó a La Guajira con el negocio de la cocaína, los wayuu les rechazaron, les dijeron que preferían ser pobres y les juraron la guerra. Por eso, el Cartel de Medellín se ha mantenido alejado de esa comunidad. Ahora el pueblo wayuu está viviendo una nueva bonanza económica gracias al desarrollo de la industria del carbón, sin embargo, la gente no saca provecho de la misma, ya que allí rige el gobierno regional más corrupto del mundo. Los wayuu son muy resistentes y rigurosos, saben cómo vivir en condiciones precarias, pero el sufrimiento sigue estando presente.

C. Gallego: Hay que hacer notar que la violencia generada por el narcotráfico se trasladó a México, pero por ejemplo la producción de la hoja y la pasta de coca continúa en Colombia. Cuando murió Pablo Escobar, el poder que estaba concentrado en él se dividió en varias personas, por lo que ahora existen diferentes jefes con carteles en Medellín, Cali o Buenaventura.

¿Retomarán el tema del narcotráfico en otro proyecto?

Ciro Guerra: No. Personalmente ya he tenido bastante, además son historias que ya han sido contadas muchas veces.

¿Qué importancia tiene esta película para Colombia?

C. Gallego: Es necesario remontarse al origen del narcotráfico para poder entender su dimensión y significado. Nos avergonzamos de ser colombianos porque siempre nos relacionan con las drogas, hasta el punto que nos retienen en los aeropuertos. Al abordar este tema, es importante para nosotros ver cómo empezó todo; el narcotráfico se originó de una manera muy ingenua, pero hoy en día existe otra percepción. Por otra parte, aunque somos un país productor de drogas, el consumo masivo se encuentra fuera, sobre todo en EEUU y Europa, de manera que mi expectativa es mayor hacia cómo será percibida esta película en el extranjero, y qué van a pensar de ahora en delante de la política antidrogas no solamente en Colombia, sino también en otros países afectados como México.

¿Cuáles son las conexión entre esta película con «El abrazo de la serpiente»?

C. Guerra: Cuando acabas una película, siempre tratas de que la próxima sea diferente por completo. Superficialmente los filmes que hemos realizado parecen muy diversos, sin embargo todos están conectados profundamente de una u otra manera.

Con «El abrazo de la serpiente» ustedes se internaron en el corazón de la selva, para rodar «Pájaros de verano» estuvieron viviendo cuatro meses en medio del desierto. ¿Qué sacrificio personal supone trabajar en este tipo de películas?

C. Gallego: Disfrutamos mucho esos desafíos. Pero creo que el sacrificio más grande tiene que ver con nuestro hijo. Por otra parte hay que mantener la balanza entre las cosas que quieres hacer y la realidad.