Aritz INTXUSTA

A punta de boli

La CAN es una alfombra que se levantó a punta de boli. Ayer, algunos insistían en que las pérdidas que registró Caja Navarra son incuantificables. Quizás. Algunos las pueden contabilizar en cartones de tabaco. Patxi, en puritos. Ceniceros con copete se rellenaban hasta bien entrada la madrugada para resolver un galimatías periodístico que estaba encriptado en Excel y había que convertirlo en portadas de periódico. No había nada, decían. Pero luego había viajes en helicóptero, fajos de billetes de 500, reuniones falsas, bullying, documentos manipulados, fechas cambiadas y hasta un proyecto para convertir los subterráneos del fortín de Ezkaba en la sede central de CAN.

Zarraluqui, último de Filipinas, se defendía ayer con lo poco que le quedaba. «¿A quién van a pedir ustedes responsabilidades? ¿A políticos que ya no están?». En parte es cierto que el escándalo de lo acontecido en torno a la caja arrasó con todos los políticos que entonces estaban en primera línea. Poco más se puede pedir. Y mira que los tentáculos que se extendían desde la CAN tocaban a infinidad de gente. Por eso, más que pedir responsabilidades políticas, lo de ayer se parece más al mazazo de un juez al grito de caso cerrado. Apenas si lo creo.

No fue Kontuz, ni GARA, ni el Noticias, ni Berria, ni Onda Cero con Washington. Fuimos todos. El particular ecosistema periodístico de Nafarroa se puso a desencriptar y a competir a ver quién rascaba mayor verdad. Se hurgó tan hondo que no solo se retrató una caja, sino que se esculpió el régimen.

En la CAN hubo un robo de guante blanco. La prensa les gritó arriba las manos apuntándoles con los bolis. La justicia miraba a otro lado. Hoy por hoy, pervive una causa en la Audiencia Nacional, pero en estado comatoso. Morirá cualquier día. Finalmente, el Parlamento cumplió certificando ayer que la versión real de lo sucedido en la caja era el de los periodistas, no el del Gobierno de entonces. Su relato es incluso más completo y sólido. Se han escapado cosas y duele, pero el trabajo ha sido colosal.