Los «chalecos amarillos» volvieron a manifestarse ayer por decimoséptimo sábado consecutivo, con el objetivo de revitalizar el movimiento contra la política fiscal y social del Gobierno francés tras el progresivo descenso de los participantes. El Ministerio del Interior dio, sin embargo, unas cifras menores que la pasada semana y aseguró se movilizaron unas 28.600 personas en todo el Estado francés, de ellos 3.000 en París, frente a los 39.300 y 4.000, respectivamente del pasado 2 de marzo. Aun así, los «chalecos amarillos»rechazan estas cifras oficiales y aseguran que su movilización sigue fuerte y se fijan como objetivo aumentar la presión antes del «gran debate nacional» de la semana que viene, con el Gobierno, con el que quiere mostrar un talante de escucha hacia la contestación social.

Ayer uno de sus propósitos era iniciar una acampada que durara toda la semana al pie de la Torre Eiffel, pero la Policía desalojó rápidamente a los manifestantes. Además de la movilización de París, hubo protestas en otras ciudades, como Nantes, donde los manifestantes arrojaron excrementos a al Policía.