Ingo NIEBEL
Historiador y periodista
CRISIS POLÍTICA

El ala derecha de la CDU cuestiona a Angela Merkel como canciller

A la tercera edición de la Gran Coalición entre la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) le quedan más de dos años de legislatura, pero un sector de la CDU quiere que la canciller, Angela Merkel, deje el cargo en manos de la presidenta de partido, Annegret Kramp-Karrenbauer. El SPD quiere evitar este cambio.

Si fuera por las encuestas, que ejercen cierta influencia sobre la Angela Merkel, sus detractores deberían esperar sentados al cambio en el Ejecutivo porque el 59% de los alemanes quieren que la jefa de Gobierno siga hasta que finalice la legislatura en 2021. Pero parece que algunos sectores de la CDU no tienen tanta paciencia. Su ala derecha ha lanzado un globo sonda proponiendo que «la mujer más poderosa del mundo» –así define la revista estadounidense “Forbes” a Merkel– se retire para dejar su puesto a la presidenta de partido, Annegret Kramp-Karrenbauer.

Esta última, apodada AKK por la CDU, asumió la Presidencia a finales del año pasado. Merkel, que tenía a una sector del partido a punto de ejecutar un golpe en su contra por los malos resultados electorales cosechados a lo largo de 2018, entre otras razones, no se presentó a la reelección. Antes ya había perdido a su hombre de confianza al frente al grupo parlamentario en el Bundestag.

Desde entonces, la existencia política de la canciller depende tanto de la buena voluntad de su grupo de diputados como también de su partido. Si la CDU mantiene este modelo podría depender del «superdomingo electoral». El 26 de mayo se celebran en Alemania no sólo las elecciones europeas sino también regionales en Bremen y municipales en ocho de los dieciséis estados federales.

De todos modos, para que AKK asumiera la Cancillería no harían faltan elecciones anticipadas aunque quizás éstas serían lo más adecuado para legitimar políticamente ese cambio al frente del Ejecutivo. Desde el punto de vista legal, no es necesario. Según la Ley Fundamental, quien ocupa la Cancillería no tiene que ser miembro del Bundestag. Basta con que el Parlamento vote al candidato propuesto por el presidente federal.

Además de las encuestas, el mejor aliado de Merkel es actualmente el SDP de Andrea Nahles. El líder del influyente comité regional de Renania del Norte Westfalia, Sebastian Hartmann, advirtió: «Firmamos el acuerdo de coalición con la señora Merkel siendo canciller». Su correligionario y jefe del ala conservador del SPD, Johannes Kahr, dijo al semanario “Spiegel” que el proyectado enroque llevaría a «elecciones anticipadas».

Este último escenario es difícil de conseguir, sin pagar por ello un precio político muy alto porque habría que puentear la base constitucional. La Ley Fundamental no faculta al Bundestag a autodisolverse.

Para que haya comicios anticipados, sólo existen dos opciones. La primera, que la canciller pierda una cuestión de confianza planteada por ella misma. La segunda, que el presidente federal disuelva el Parlamento cuando el candidato a canciller salga elegido sólo en la tercera votación y con la mayoría simple después de no haber conseguido la mayoría absoluta en las dos oportunidades anteriores.

Ante esta situación, las declaraciones de los socialdemócratas sobre un adelanto de los comicios generales se desinflan. Además, tienen los sondeos en su contra. A pesar de que la Gran Coalición pretende apaciguar a la sociedad con nuevas partidas para gasto social, el SPD todavía no ha recuperado el segundo puesto que le arrebataron los Verdes ecologistas para situarse detrás de la CDU. Es más, la formación de Nahles sigue peleándose con la xenófoba Alternativa para Alemania (AfD) por el tercer puesto, cotizado actualmente en torno al 15% de los votos a nivel nacional.

Así las cosas, la idea de crear una alternativa política formada por el SPD, los Verdes y el partido socialista Die Linke (La Izquierda) parece más una utopía que un proyecto viable, por lo menos a corto plazo. Tal vez podría coger fuelle, si AKK continúa llevando su Unión hacia la derecha surfeando así en la ola de la derechización política que recorre toda la UE.

Con su socio socialdemócrata en declive, a la CDU sólo le quedan dos opciones para mantenerse en el poder, garantizando así la estabilidad política, y también económica, en Alemania, mientras que los estados inglés, francés, español e italiano atraviesan, cada uno por razones distintas, por una fase de desequilibrio interno.

Una opción que se le presenta a AKK sería formar el primer bipartito con los Verdes en el ámbito nacional, una fórmula que en los länder ya funciona. La acogida de los refugiados podría suponer un obstáculo, pero tampoco sería para tanto. En 2017, Merkel fracasó cuando quiso formar un tripartito incluyendo al Partido Liberal Demócrata (FDP).

La otra variante de bipartito incluiría a la xenófoba y ultraderechista AfD, copiando así el actual modelo de Gobierno austríaco. Pero para ello, la Nueva Derecha tendría que liberarse primero de sus estructuras ultras, acercándose así un poco más a la derecha tradicional.

Al mismo tiempo, esta última, representada por la CDU y su exclusiva aliada regional, la bávara Unión Social Cristiana (CSU), tendría que situarse entre el conservadurismo de AKK y las posiciones de la AfD.

Pero se trata, por las circunstancias, de un proceso largo, ya que primero AKK tiene que convertirse en canciller y el 51% de los alemanes todavía no le consideran apta para ocupar ese cargo.