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ROMA

Roma se conecta a la Nueva Ruta de la Seda sin el plácet de Bruselas

El presidente de China inició en Italia una corta pero muy significativa visita al seno de la Unión Europea. Tras ser recibido en Roma el viernes, ayer presidió la firma del protocolo de colaboración que incluirá al país transalpino en la Nueva Ruta de la Seda. También tiene en su agenda un encuentro conjunto con Merkel, Macron y Juncker.

Las tensas relaciones que mantiene Italia con las instituciones de la Unión Europea desde que el M5S y la Liga llegaron al poder están viviendo un nuevo capítulo en el que el presidente chino se ha convertido en un colaborador necesario, aunque no sea por voluntad propia.

Roma, de la mano del M5S, ha decidido integrarse en el faraónico programa de infraestructuras e inversiones lanzado por Xi Jinping para conectar económicamente China con Europa, Oriente Medio y África. Y lo ha hecho sin dar marcha atrás ante los recelos que han mostrado sus socios de la Unión Europea.

Ayer, el vicepresidente del Gobierno y líder del Movimiento 5 Estrellas, Luigi Di Maio, estampó su firma, en calidad de ministro de Economía, junto a la del presidente de la Comisión Nacional china para el Desarrollo, He Lifeng, en un memorándum que articula 29 acuerdos en áreas como infraestructuras y energía. Junto a ellos se encontraban el presidente chino, Xi Jinping, y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, arropados por las banderas de los dos países y la de la UE.

No es el primer socio comunitario que ha firmado un acuerdo de colaboración económica con el gigante asiático. Antes ya lo han hecho, entre otros, Grecia, Portugal, Hungría y Polonia, pero Bruselas no acaba de dar su visto bueno a los compromisos adquiridos por Roma con el Gobierno de Pekín.

También Estados Unidos ha mostrado su recelo hacia la actitud de su socio en el G7 (grupo que completan Alemania, Estado francés, Gran Bretaña, Japón y Canadá). La semana pasada, un responsable de la Casa Blanca, Garret Marquis, comentó en las redes sociales que Roma no tenía «ninguna necesidad» de sumarse a las Nuevas Rutas de la Seda (“Belt and Road Initiative”, como se denomina a esta iniciativa en inglés).

Ante tantas reticencias, Di Maio ha insistido reiteradamente, antes de la firma de ayer, en que se trata de un protocolo de colaboración «no vinculante», aunque también parafraseó a Donald Trump al afirmar que «hoy decimos “Italia first” en las relaciones comerciales entendiendo que seguimos siendo aliados de EEUU y que permanecemos en la OTAN y la UE».

También Conte incidió en que este memorándum no crea vínculos jurídicos, sino que consiste en una lista de intenciones, un «acuerdo programático». Incluso hizo pública una «carta a Europa» en la que asegura que el memorándum no cuestiona la alineación de Italia en Europa.

Está por ver que estos mensajes sirvan para calmar a EEUU, que está presionando al conjunto de la UE, y especialmente a Alemania, para que no llegue a acuerdos sustanciales con Pekín mientras Washington mantenga abierta la guerra comercial con China y las consiguientes negociaciones bilaterales.

El propio Xi tendrá la oportunidad de disipar las inquietudes que suscita su proyecto dentro de la UE en el inédito encuentro que mantendrá este martes, en Niza, con el presidente francés, Emmanuel Macron, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Salvini no lo comparte

Este protocolo de colaboración también ha creado división en el seno del Gobierno italiano, hasta tal punto que el líder de la Liga, Matteo Salvini, declinó la invitación a la cena que el presidente de la República, Sergio Mattarella, ofreció el viernes en honor a Xi. Salvini había comentado previamente que su país «no será colonia de nadie».

Junto al memorándum de entendimiento para la Nueva Ruta de la Seda, Italia y China ratificaron una treintena de acuerdos entre empresas para aumentar la colaboración en infraestructuras, energía, cultura o turismo. En un principio, se esperaba que fueran hasta medio centenar, pero ese número se ha reducido notablemente en lo que se ha interpretado como un gesto de Roma para dejar aparcados algunos temas considerados sensibles por Bruselas.

La patronal italiana Confindustria sí ve con buenos ojos la firma del protocolo pero pidió que se haga de acuerdo con las instituciones de la UE. «No podemos olvidar que Europa, nuestra casa común, es la única dimensión que puede permitirnos competir con gigantes como China o Estados Unidos», comentó en un comunicado.