Nerea GOTI

22 minutos de alegato vital en favor de la eutanasia, en las pantallas

«La promesa» comienza su andadura extendiendo la idea de que «la vida es un derecho, no una obligación». Esos 22 minutos son la contribución de los Lorente Tellaetxe a la lucha para que no se condene a un final cruel ni «actos de amor» se consideren delito.

La demanda de legalización de la eutanasia no solo se ha colocado en primer plano de la agenda política y mediática, sino que sigue ganando fuerza unida a la lucha emprendida por la familia de la portugaluja Maribel Tellaetxe, fallecida recientemente, y el procesamiento en el Estado español de Ángel Hernández por ayudar a morir a su mujer, María José Carrasco, tratado ahora como caso de violencia machista. En esa lucha por el respeto a una vida y a una muerte dignas, los Lorente Tellaetxe son referente; han desnudado el dolor personal para mostrar qué hay detrás de la determinación que les impulsó a cumplir con la promesa que un día hicieron a su madre.

Ella, una mujer con una gran fuerza vital, positiva, entregada a los suyos y enamorada de la vida, como la describen sus amistades, enfermó de alzehimer. Había conocido ese padecimiento antes a través de la experiencia de su madre. Cuando llegaron los primeros síntomas, hizo prometer a los suyos que le ayudaran a acabar con el sufrimiento y definió el estadio personal al que quería poner fin: «El día que no recuerde el nombre de uno de vosotros».

Por eso es “La promesa” lo que da título al documental que Danel Aser Lorente, hijo de Maribel, ha llevado a las pantallas junto a los cineastas Sergi Agilera y Daniel Rendin.

Para Danel, es el documental «que jamás se tendría que haber rodado si en este país se hubieran respetado los derechos y las libertades individuales de las personas». Dice que no pudieron cumplir con «la promesa hecha a ama». Quizá no lo hicieran en la literalidad de la misma, pero el intenso trabajo realizado desde Portugalete, en una situación familiar muy dura, junto a las gentes de Derecho a una Muerte Digna, muy pegado a la ciudadanía y a sus representantes en el Consistorio jarrillero ha abierto camino a base de razones que siembran empatía.

Así llegó la declaración institucional en favor de la despenalización de la eutanasia, las firmas entregadas en Madrid... pasos que han avanzado en el camino hacia la legalización. El documental que ahora comienza su andadura en festivales y llegará después a las pantallas es ahora un alegato más en una dura lucha emprendida y presentada con inmensas dosis de ternura.

«¿Qué culpa tienes tú?»

El rodaje comenzó tiempo antes del fallecimiento de Maribel. ‘‘La promesa’’ arranca con el artículo 15 de la Constitución española y el derecho a la vida y a la integridad física y moral. «¿Qué culpa tienes tú si te invadió el olvido?» dice la canción que abre el trabajo. Es uno de los temas compuestos por su marido, Txema Lorente, como la mayor parte de la banda sonora de la historia.

“La promesa” es un día en la vida de Maribel en la última etapa de la enfermedad, el despertar de una persona a la que el padecimiento ha convertido en un ser ausente, rodeada de cuidados y cariño, momentos duros y tiernos, salidas que arrancan la sonrisa y una mezcla de presente y pasado.

Si para el público en general el documental puede resultar duro, aún lo es más para amistades y familia. «Me ha parecido muy duro y eso que lo han tratado con una delicadeza impresionante», contaban tras la proyección amigas de Portugalete, emocionadas por la tromba de recuerdos y la «enorme dosis de entrega» que rodea el recorrido iniciado por su marido, Txema Lorente, y sus hijos para cumplir su voluntad.

«Esta familia lo esta llevando adelante con mucho dolor, pero también con la satisfacción de estar haciendo lo que tienen que hacer y les apoyamos», señalan. La otra reflexión compartida es que Maribel no pudo hacer valer su derecho, pero «ha abierto el paso a que otras personas puedan llegar a tenerlo».

Los reunidos en el preestreno, al que asistieron rostros conocidos de la política vasca, creen que esta cuestión no tardará en legislarse con índices que sitúan el apoyo a la eutanasia en torno al 80%, pero el caso es que estaba a un paso de llegar al Congreso de los Diputados y no lo hizo. Y los responsables tienen nombre, apellido y siglas.

Con el dolor a flor de piel y la herida de nuevo abierta con el caso de Ángel Hernández, extrajo Danel Aser de la obra de teatro documental “Celebraré mi muerte” la reflexión sobre los desahucios que matan pero son legales, como la falta de inversiones públicas en Sanidad y las listas de espera o la pobreza energética. Mientras, «ayudar a una persona a morir», habiéndolo hecho constar a sus allegados y en un documento de últimas voluntades, porque ningún medicamento mitiga su dolor y su sufrimiento, sigue suponiendo un delito. «Doy por hecho que para el señor Casado y el señor Rivera contraer una enfermedad terminal degenerativa es un delito», comenta Danel.

Según expone, «la pena que se le impuso a mi ama fue un final de vida cruel, miserable, desprovista de dignidad, integridad física e integridad mental». Duele más que Albert Rivera (Cs) hable de despenalización. «Hacía tiempo que no escuchaba un discurso tan populista, electoralista, oportunista e hipócrita, porque si este hombre hubiera tenido un ápice de interés por despenalizar la eutanasia, no la hubiera bloqueado sistemáticamente durante 19 semanas obligando a mi ama a sufrir en contra de su voluntad».